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¿Crisis en las librerías venezolanas?

Lee y cuéntanos tu opinión sobre el tema del futuro de las librerías

Por Prodavinci | 21 de febrero, 2011

Ya es oficial. La recordada librería Lectura, ubicada en el Centro Comercial Chacaíto y regentada por Walter Rodríguez, cerró sus puertas. En un muy buen trabajo de Dubraska Falcón y Angel Ricardo Gómez, publicado en El Universal de hoy, se plantean las posibles causas de lo que pudiéramos llamar una crisis en las librerías venezolanas. Incremento de los costos de operación, como el alquiler de los locales, y del costo de los libros importados aparecen como factores sospechosos de ocasionar los problemas que afectan al negocio de los libreros en Venezuela. Rodríguez también afirma que los venezolanos compran menos libros. Un incremento en los costos, una merma en la variedad de la oferta y una caída en las ventas es una combinación fatal para cualquier negocio. Tanto Roger Michelena, gerente editorial de Ficción Breve Libros, como Rodnei Casares, de la Librería Alejandría, estiman que la caída de las ventas de libros ronda el 30 por ciento desde el 2005 al 2010. ¿Se está leyendo menos en Venezuela?

La crisis de las librerías no es local. Afamadas cadenas como Borders y Barnes & Noble están al borde la quiebra. En el mes de enero publicamos artículos de Gary Becker y Richard Posner sobre el futuro de las librerías. Ambos autores explican en sus artículos como las ventas electrónicas de libros y el crecimiento de las ventas de E-books y lectores digitales estaban afectando a las librerías. El futuro de las librerías tradicionales no luce halagador, de acuerdo con estos autores.

¿Están en crisis las librerías venezolanas?¿Ha cambiado usted su comportamiento en relación con la compra de libros?¿Visita menos las librerías?¿Compra menos libros?¿Qué piensa acerca de la situación de las librerías?

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Para leer sobre el tema:

Se acabaron los “ratones” en Lectura, por Dubraska Falcón y Angel Ricardo Gómez
Las Librerías tradicionales están condenadas, por Gary Becker

¿Pueden las librerías sobrevivir? Perspectivas y consecuencias, por Richard Posner

Foto: Al.García

Prodavinci 

Comentarios (21)

Luis Gómez Veracierta
8 de febrero, 2011

Por acá en la zona norte del estado Anzoátegui, en Puerto la Cruz, específicamente en el centro comercial Plaza Mayor está cerrando la libreria Folios, después de 16 años de funcionamiento… es terrible…

Maria Quintero
8 de febrero, 2011

Por esa razón muchas han tenido que diversificar la actividad y no sólo vender libros, se busca atraer con otros artículos de uso diario en oficina, colegios. Además ya las editoriales no dan facilidades las ventas de libros son en firme, y el riesgo de que no se venda los libros queda en la librería. En cuanto a que los venezolanos estan leyendo menos, no es cierto soy testigo de la gran cantidad de público sobretodo juvenil que busca literatura. En la creatividad de los dueños queda que no lo arrope la crisis, hay que seguir buscando alternativas…

Mahelin
8 de febrero, 2011

Para mi sí están en crisis, la poca oferta es el mayor indicio. Escritores que tendían a ser difíciles de encontrar ahora desaparecieron de manera definitiva.

Este año y a finales de 2010, compré varios libros, muchos de los cuales quería y estaban a un precio especial (ofertas). Sin embargo, sí me he restringido mucho en comprar ciertos libros por el precio de los mismos, a veces espero pase el boom para conseguirlo luego más económico (no siempre funciona) y los libros de menos de 200 páginas, tiendo a buscarlos en Internet para ahorrar.

Oswaldo Aiffil
8 de febrero, 2011

Creo que lo que está en crisis no son las librerías, es el país, o los países. Por cada librería que cierra, ¿cuantos restaurantes o negocios de otro tipo cierran? Sería bueno saberlo. Una cosa que me preocupa de las librerías es que vas cada tres meses y ves los mismos títulos. Se ha hecho dificil la importación, las editoriales apoyan los best sellers por sobre la buena literatura, y la gente que no busca best sellers sino buena ficción, por decir algo, termina aburriéndose de tanto ir y ver lo mismo. Saludos.

Carlos Ruiz
11 de febrero, 2011

Las librerías tienen que modificar su modelo de negocio. Así como el mp3 mato a las tiendas de discos los formatos electrónicos mataran a las librerías. Yo tengo mas libros que nunca, leo mas que nunca, pero compro mis libros en formato electrónico. Estos formatos son mas baratos que los libros en papel, sin duda mas ecológicos y ofrecen algunas características que no poseen los libros “analógicos”. Lamentablemente conseguir libros en español es difícil.

Alejandro
11 de febrero, 2011

Yo fui donde Walter en noviembre y era triste ver el ambiente de muerte lenta de la librería. Creo que abrían por costumbre, pero lo que se respiraba era que no iban a pasar de Diciembre. Compré unos libros, algunas revistas, y cuando pregunté por el precio de un último libro me dijeron “llévatelo gratis”. Yo le pregunté a la chica que pasaba y ella en su ..¿desespero? – se veia hasta nerviosa- no me supo explicar. Sólo me dijo que quería irse.

Alguien sabe que paso con los libros? los vendieron completos a otra libreria? los venderán de a poco?

Alejandro
11 de febrero, 2011

No dejo de pensar que, tal vez, en parte, haya sido culpa de Walter: su modelo de negocios era exactamente el mismo desde hace 30 años. Ni un pequeño cambio. También la crisis: se les dificultó importar, sobre todo libros en inglés. Llegó un momento que la misma oferta duraba todo el año. Asiuno dejaba de ir con la frecuencia de antes. El libro electrónico definitivamente no es un factor -todavía- en Venezuela. En mi opinión, el factor es la economía; la calidad de vida del veenzolano se ha ido erosionando lentamente y poco a poco desde 1983.

Alejandro
11 de febrero, 2011

Esta frase de Walter lo resume todo: ¡Un sueldo no da para comprar cuatro libros! Por eso no existen los ‘ratones de librerías'”

Esto me hizo recordar que en la Tecniciencia del Sambil vi mi primer libro que cuesta… un millón de bolívares.

ciro
11 de febrero, 2011

Esa libería venía anunciando su despedida desde hace algún tiempo. Al parecer baja en las ventas y dificultad para reponer inventarios. Sin duda que la ubicación del lugar no ayudaba.Si tienes que pagar alquiler y empleados es muy duro, eso se refleja en el precio final del libro que se encarece hasta resultar prohibitivo, casi pecado en el presupuesto familiar. Se nos olvida que cerró Armitano, un batazo en las rodillas.

Como cosa curiosa, en Argentina se lee mucho, hay muchas librerías, funcionando, y los libros no son propiamente baratos. El estdo mexicano produce libros, no propaganda, de alta calidad, a precios muy asequibles. Una contribución a este asunto: 1.que la Cámara del libro y los lectores, que somos todos, presionemos por una política oficial que disminuya o anule impuestos y permisologías para traer material impreso,reduzca impuestos a las editoriales nacionales, a las librerías y sus trabajadores, que las alcaldías ofrezcan incentivos para abrir librerías, .. y el libro y su mundo sea parte de la expresión cultural de la sociedad y como tal se le proteja y promueva, 2. que las distribuidoras apoyen enfatizando en la consignación, en sustitución de la venta en firme. Un poco llover sobre mojado. Pero tiene que haber mayor esfuerzo organizado para combatir esta situación. Sin duda que este momento es mas bien lamentable, tambien para este sector, y se parece al paisaje empobrecido que crece debajo del puente de Las Fuerzas Armadas, donde cada vez más se muelen despojos y refritos en medio del humo y el ruido.

Alejandro
11 de febrero, 2011

El problema es CADIVI, en realidad. Pero aun pasando ese obstáculo todavia queda el precio prohibitivo del ejemplar.

andres boersner
11 de febrero, 2011

El cierre de Lectura no puede verse dentro del fenómeno de la decadencia de las librerías en el Primer Mundo. La lectura digital en un país donde no hay mayores ofertas de e-book y donde la venta por internet está muy restringida no es, por los momentos, amenaza seria para nadie. El mercado de libros digitales en español es muy pequeña. Lo que llevó al cierre de Lectura, aparte de posibles fallas administrativas y aumento de costos que superaban el de ventas, ha sido 1) la pauperización del mercado: cada vez menos oferta y más costosa, al no existir en la práctica el dólar oficial para los libros. Acceder al dólar CADIVI se había convertido para las distribuidoras en un viaje sin vuelta al tenebroso mundo de la burocracia y permisología, digno del Kafka más radical. Y cuando tenían acceso sólo se arriesgaban con el best-seller de moda 2) La marginalización evidente de la zona donde está Lectura. Chacaito es, para muchos, una imaginaria pero muy clara y efectiva frontera psicológica entre los restos de sociedad y la tierra de nadie. Muchos de los clientes de Lectura preferían no aventurarse más “por aquellos lares” 3) Walter siempre fue hombre de libros y no de números. Tiene el conocimiento, la intuición y la facilidad para comunicarse que necesita un librero como intermediario entre el libro y su lector ideal. Para los números no servía; es una falla muy común en el gremio. Para Walter el placer estaba en poner sus libros en buenas manos; siempre fue y morirá siendo un idealista. Pronto me hice a la idea de que Librería Lectura no existía antes que Walter (era una librería con un ambiente demasiado señorial, de la cual conservo ingratos recuerdos, sobre todo para los que en aquel momento eramos niños y nos aventurábamos por primera vez sólos a curucutear. En eso Librería Suma y Bethencourt eran mucho más generosos). Con Walter y la llegada de otros libreros del Uruguay los anaqueles se convirtieron en un ejército ordenado de joyas y exquisiteces. Las novedades recalaban en Lectura primero que en sus países de orígen. Ahora, con suerte, llegan con seis meses de retraso y menos del 5% de las novedades que recibíamos antes. Walter le quitó formalidad al ambiente y con su don para las relaciones públicas y generosidad se ganaba a todo el mundo, aquí y fuera del país. Tuve el privilegio de ver entrar a Walter a un par de Ferias Internacionales del Libro. Creaba una pequeña conmoción como la de las celebridades cuando pasan por la recepción de un hotel. Los que cinco minutos antes despotricaban de él por algún retraso caian, entonces, rendidos a los pies del león. Más que como fatalismo o asunto nostálgico el cierre de Lectura debería obligar a tomar posiciones más firmes con respecto a la torpe política cambiaria y de permisologías que comprime cada vez más a al mercado. La ciudadanía debería ser más activa en el rol de defender los espacios, en vez de asumir una absurda actitud de repliegue. A estas alturas el chupadedismo y la comodidad de los que esperan que otros hagan o que ven los acontecimientos desde la barrera resultan preocupantes. Instituciones como CAVELIBROS o el CENAL, escritores, académicos, bibliotecarios, lectores en general, más allá de lamentarse por estos cierres y de otras instituciones culturales se conforman con tocar las puertas que quedan o estan pendientes “de quien viaja a España o Colombia”. Igual que a una religión le preocupa el cierre de su Iglesia a un lector le debería preocupar el cierre de lo que fue una Catedral en el mundo de las librerías. Y ante las pedradas de los paganos habrá que responder. En los dos últimos años han cerrado las librerías de El Ateneo, Monte Avila, Macondo, Punto y Coma, Lectura, Divulgación y pronto lo harán otras. En la provincia ha sido peor el efecto ya que las librerías no abundan. A cambio han abierto Librerías del Sur cuya diversidad y sentido de amplitud ya conocemos.

Alejandro
11 de febrero, 2011

Gracias, Boersner.

Cierto, Chacaito todavia era clase media hace 20 años..el repliegue fuera de esas zonas (incluyo aqui al Ateneo, Teresa Carreño..) no puede mas que llenarlo a uno de nostalgia y sentido de pérdida. Que mas queda que añadir que muchos de los amigos con que se compartieron esos espacios sencillamente abandonaron el pais. Quedamos pocos.

Alguna vez se ha acercado hasta ese monumento a la burocracia y la ineficiencia mas fétidas llamado CADIVI alguna manifestación? por escrito supongo yo que deben haberse agotado las instancias…para nada.

Señalo aqui que en la Libreria SUMA se respira un poco el aire que se respiraba donde Walter. Baste decir que la tienda de discos de al lado, -no sé si de los mismos dueños- sufrió una lenta agonía, hasta convertirse finalmente en terminal de Loto y luego morir. Yo no sé si habrá alguna manera de ayudar a SUMA, no sé..

Las Librerias del Sur..están pésimamente administradas, es increible la mediocridad de su administración. A esta hora, para dar un ejemplo, en la estación de metro de Altamira todos los negocios que ahi hacen vida están abiertos -son las 6:22 PM -excepto la Libreria del Sur, que cierra a las 3:00. La oferta de titulos es increiblemente exigua. La atención pésima…

ciro
14 de febrero, 2011

Confirmo que Books&Books, en dos sedes distintas y siempre bien ubicadas, tiene aires de cierre: estantes que se van vaciando, mínima reposición. Será posible escuchar o leer algunas palabras públicas de CENAL o CAVELIBROS, o de aquellos otros que hacen seguimiento a la comercialización o distribución del libro?.

Helen
15 de febrero, 2011

Gente, acaso no lo ven? el problema es el control cambiario como todo el tema económico en Venezuela, el problema es que en Venezuela no se frabrica nada y todo hay que exportarlo y para eso necesitamos moneda extranjera que el gobierno no nos deja tener. Es así.

P.D.: Creo que en nuestro país se empieza a leer más pese a las dificultades.

Helen
15 de febrero, 2011

*hay que importar.

Que me he equivocado.

Gabriel Payares
21 de febrero, 2011

“Tanto Roger Michelena, gerente editorial de Ficción Breve Libros, como Rodnei Casares, de la Librería Alejandría, estiman que la caída de las ventas de libros ronda el 30 por ciento desde el 2005 al 2010. ¿Se está leyendo menos en Venezuela?”

Haré de abogado del diablo aquí. ¿No estaremos cometiendo el mismo error que reprochamos al oficialismo, según el cual no sólo se lee ahora más que nunca, sino que el libro tiene más salida que antes? Leer la propia y anecdótica experiencia como estadística fidedigna es una trampa, señores, que nos impide contemplar el verdadero y complejo panorama editorial del país. ¿Acaso una librería no es una tienda, y está por lo tanto sujeta a unas inmediaciones, un público específico, un target objetivo de ventas? ¿Acaso podemos medir la lectura del venezolano según el criterio de dos libreros nada más? ¿Acaso el ámbito de la lectura no entraña otros factores, más allá del de la compra del libro importado?

No sé, yo creo que este es un tema delicado, muy fácilmente politizable. Hay que decir lo que nadie dice: la excusa de los innegables problemas de permisología de CADIVI se presta también para la especulación, el sobreprecio y el abuso comercial, todo amparado en los estertores convulsos de un supuesto “Boom editorial” que no sólo no fue tal, sino que constituyó un síntoma más de nuestra espasmódica relación con la cultura: “Ahora sí”, nos dijimos, celebrando los pollos antes de nacer, y matando la gallina de los huevos de oro (en un gallinero vertical, para continuar con la metáfora aviar). Este repliegue editorial se veía venir. Es un síntoma más de nuestro destino: oscilar entre la bonanza y la pobreza, entre la euforia y la depresión.

Se dijo hasta el hartazgo que la barrera de importación que era Cadivi había impulsado la inversión en autores venezolanos y en un mercado nacional interesado en el consumo de nuestras propias ficciones, de ediciones hechas aquí. Pero a la vez se sataniza a las librerías Del Sur, que, innegablemente, atienden también a un sector de la población que, duélale a quien le duela, no puede pagar los 130,00 Bs. que cuesta un libro del novelista venezolano que le recomiendan en el liceo. Esto no es ni bueno, ni malo. Esto es.

Creo que debemos tener cuidado con caer en los maniqueísmos politiqueros que tan a mano solemos tener, y entender que el panorama editorial, así como el político y el social, es cambiante y tiene múltiples aristas. Uno de los problemas más significativos que veo es el enfoque divergente entre el Estado y las iniciativas privadas: mientras el primero se centra solamente en los desfavorecidos, subsidiando mediante el músculo petrolero y destruyendo toda posible competitividad del mercado -¿quién carajo puede competir, seamos honestos, contra libros que cuestan 15,00 Bs? Y no hablo del Perro y la Rana, ojo- en favor de la producción masiva que le sirve de propaganda, la iniciativa privada -aún golpeadísima por el cierre de la Fundación para la Cultura Urbana, por ejemplo, drama cultural subestimado aún en nuestro medio editorial- obedece al impulso genético del comerciante venezolano, en líneas generales, que estipula como mandamientos el sobreprecio, el abuso del consumidor, el pretender recuperar la inversión completa y generar ganancias en un plazo mínimo y con el menor margen de riesgo posible, pretende que el cliente pague por la cadena de producción completa del objeto de consumo. No ha de extrañarse uno, por ejemplo, de ver su librito de Monte Ávila en una librería privada a la que uno lo llevó (pues la Distribuidora Nacional del Libro, lo sabemos, funciona muy deficientemente en este sentido y le pone peros a las “librerías imperialistas”, sea eso lo que sea), vendido a más del doble del precio estipulado -25,00 Bs cuando cuesta 10,00- sin que ello signifique mayores ganancias para uno, porque a veces la librería ni se molesta en saldar cuentas con el autor/distribuidor.

En fin, no me molestaría ver, así como reproches y culpabilizaciones, un sincero mea culpa de parte de algunos libreros -y Andrés, no lo digo por ti, cuidado-, o al menos una reflexión un poco más autocrítica, que no parta del ya lugar común de la flojera mental en que se ha convertido echarle al gobierno la culpa de absolutamente todo. Que culpas tiene, claro que sí, pero no es el único y lo sabemos.

magdiel fernandez
21 de febrero, 2011

La situación económica y política del país ha influenciado todos estratos de nuestra sociedad, y el area de las librerías, lectura y afines, no podía escapar a ello. La cultura de la lectura se ha incrementado, pero la adquisición de los libros, por las razones múltiples espuestas por los foristas, la han reducido en un alto porcentaje. Después de la tempestad vuelve la calma. . .

joseantoniogonzalez
21 de febrero, 2011

La situacion economica del pais es uno de los factores imperantes en esta triste realidad,pienso que la cultura de la lectura de excelentes obras siempre ha existido en nuestro pais ,pero lamentablemente elcontrol de cambios ,las sucesivas devaluaciones de nuestra moneda han traido esta nefasta consecuencia;a decir del poeta aquellos lodos trajeron estos polvos,esto debe tener una salida………..

Victor Bernier
21 de febrero, 2011

Mi muy apreciado Walter

Mis agradecimientos por todas las horas maravillosas que pasè en tu màgica Libreria… Por las maravillosas horas de lectura ( y de conocimiento ) que encontrè en los libros y revistas compradas en tu Libreria… Por tus ocurrencias y anècdotas casi siempre tomadas de primera mano… Por el libro que escribiste ( del cual conservo mi ejemplar firmado… Por la oportunidad que me diste un dia de mostrar mis pinturas rodeadas de libros en la vidriera en un fin de año… Por las copas de buen vino con las que nos recibias los sàbados… Por tu epìritu y tu alma de Librero de verdad… Por todo ello, Gracias,Walter, muchas Graciss… .

Victor Bernier
21 de febrero, 2011

Mi muy querida Emilia, mi muy querido Roberto Muchas gracias por todos los años de su amable atenciòn… Por guardarme mis ejemplares de las revistas ” Dance ” y ” Pointe “…y del periodico ” El Pais “… Por avisarme cuando llegaban los libros que apartaba… Por sus saludos amables y sus sonrisas honradas… Gracias, muchas Gracias…

Ruben Mesa
27 de febrero, 2011

Sencillito: Si gano Bs. 1200 al mes y soy amante de la lectura (no necesariamente sea un acto elitesco) y voy un sábado a la librería summa buscando un título que sé que está allí y me dicen 225 Bs señor ¿no se torna esto en un lujo? saludos!

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