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Fractura, por Lucas García

"¿Mi consejo sobre accidentarte en Caracas? No te accidentes en Caracas, broder."

Por Lucas García París | 15 de febrero, 2011

Hace tres sábados tengo un accidente en la Valle-Coche.

Me paso de un carril sin pavimentar a uno pavimentado y el carro derrapa. Por fortuna no choco con nadie y nadie me choca a mí pero giro 180 grados y doy contra la isla.

Mi brazo izquierdo parece pintado por Picasso. La mano gira hacia donde no es y un bulto me sale por la muñeca. Todavía no lo sé pero tengo fractura de cúbito y radio con desplazamiento.

Yo, que en mi vida me he roto algo, ahora voy y me rompo dos huesos a la vez.

No hay ambulancias para trasladarme a una clínica. El policía que me atiende no se puede salir de su circuito. Los muchachos Defensa Civil me entablillan el antebrazo con gasas y un cartón, y negocio con el agente para que me deje en Plaza Venezuela. De allí cojo un taxi para la policlínica Las Mercedes.

Ahora tengo un tutor y unos alambres, muevo el brazo como C-3PO de la Guerra de las Galaxias. ¿Mi consejo sobre accidentarte en Caracas? No te accidentes en Caracas, broder.

No puedo hablar mucho al respecto porque al haber lesionados se arma un expediente con un papeleo kafkiano. Pero por ejemplo estoy con un policía prestando declaración y me dice:

La verdad que pudieron ahorrarle esto, hermano, ahora si es verdad que va a pasarse un rato para recuperar el vehículo.

Ajá.

Digo, si por lo menos a usted lo hubiese chocado alguien…

Sip.

Usted era el que manejaba y el agraviado… ¿A quién va demandar? Bueno, podría demandar al Estado por lo de la vía sin pavimentar.

Nos vemos durante un segundo y empezamos a reír como los únicos locos en el manicomio que han entendido el chiste.

El cuento viene a colación porque yo quería empezar el año en Prodavinci en una nota positiva y tal. De verdad que sí.

Pero ¿qué te puedo decir?

Si sufres una lesión debes presentar un informe de medicina forense para el caso en la fiscalía. Ese informe te lo levantan en la morgue de Caracas, en Bello Monte.

Y no es que te hagan esperar o te traten mal, simplemente es que tienes que tirarte un par de horas en la morgue de Caracas, en Bello Monte.

Atraviesas los alrededores del edificio observando a los familiares de víctimas, aplastados por las pérdidas irreparables, por la arbitrariedad de la muerte.

La sala de espera huele a frigorífico, pero sabes que no guardan solomos de cuerito detrás de las puertas. Estás sentado con una quincena de personas que por distintas rezones vienen a levantar un informe como el tuyo. La enfermera nos lee a todos el mismo cuestionario. Una especie de lista del común denominador de la miseria humana:

Nombre, edad, sexo, estado civil y número de cédula.

Qué pasó, dónde pasó y cuando pasó.

¿La persona o personas que te lo hizo o hicieron era conocida o desconocida?

¿Estabas ebrio o en drogas cuando pasó?

¿Es la primera vez?

Cuarenta minutos escuchando de intentos de violación, de violencia doméstica, de ataques personales. Cuarenta minutos de padres que les pegan a su esposa e hijo, de novios que les pegan a las novias, de vecinos que les pegan a sus vecinos, de victimas de atropello cuyos victimarios se dan a la fuga, de buenos amigos de toda la vida que forzaron sexualmente a niñas de trece años.

Y eso, yo quería escribir algo happy para comenzar el año en Prodavinci.

A estas alturas todavía no he recuperado el carro y cada vez que pregunto a cuanto me sale el día en el bendito estacionamiento de mis tormentos los funcionarios públicos dicen que no saben.

Una muchacha en Tránsito entorna los ojos como si fuera a lanzarse en benji jumping y dice:

Debe ser caro, señor García, porque a la gente cuando le sacan la cuenta se ponen de un bravo.

Uf.

Me dicen que hay que verle el lado bueno. Que detrás de toda desgracia hay una bendición oculta. Que estas vicisitudes nos hacen crecer.

Bueno, yo voy a convertirme en Iván Olivares, si la cosa sigue así pero me aboco al Zen.

Un domingo prendo la televisión y cometo el error de ver las noticias locales. Tres galpones de CAVIM volando por los aires y pintando de amarillo la madrugada en Maracay.

Qué desgracia, Dios Santo, balbuceo.

Pero mi hijo, que es un pequeño Buda, mira ese poco de explosiones, las flores de fuego, los cometas ígneos y exclama:

¡Mira los fuegos artificiales, papá!

Lucas García París 

Comentarios (8)

María Eugenia
15 de febrero, 2011

Tienes suerte porque en USA la mayoría de la gente no tiene seguro médico. Yo cuando vivía en Caracas tuve la suerte de que mi papá era profesor de la UCV y todos estábamos asegurados, además de que la Clínica La Floresta nos quedaba al lado. Pero aquí te va un cuentico de lo que nos pasó en Los Angeles hace 7 años y gracias a Dios no tuvo consecuencias y ya nos hemos recuperado. Fue una fiestica de teens, de 7 a 9pm porque Teresa tenía 15 años y un examen al día siguiente. Hoy en día está graduada de UCLA, trabaja y va para abogada

La ambulancia para mi hija me costó $1,000 por 5 minutos de traslado (había que pagarle a los 4 paramédicos) y la estadía por 4 horas en la sala de emergencia de la clínica me la cobraron a $7,000: aunque sólo le tomaron un examen de sangre sencillo no de drogas ni nada de eso (se había echado, con el estómago vacío, 6 tequilas ella que era una flaca teen anémica y que no tomaba sino el vino de la cena, total que se desmayó), pero como resulta que no había nadie en la sala de urgencias en ese momento, sino una pobre mexicana que estaba pariendo sola y sin anestesia y un pobre cholo drogado que estaba hablando solo en un sillón con una pinta de muerto de hambre, y como la Teresa es catira y alta, pues la requeterevisaron, aparte del médico, un especialista y dos enfermeros. Total que me tuve que declarar en bancarrota. Me la llevé a casa esa noche porque me iban a cobrar el cuarto (compartido) a casi mil dólares en esa clínica privada que queda cerquita de mi casa. La curé a base de caldo de pollo y té y si a la mañana siguiente no le di una patada en el rabo… fue porque me iba a salir a $1,000 por “cachete”.

Héctor Torres
15 de febrero, 2011

Y de paso a entregar texto a prodavinci con una mano de reposo. Muy bueno, como siempre, Lucas.

Luis
15 de febrero, 2011

Chocaste por exceso de velocidad; no hay pele, si corres chocas y mal. Si andas con cuidado , te podrán chocar a tí, pero, tú, jamás chocarás

@manuhel
15 de febrero, 2011

“papeleo kafkiano” No sé que tiene que ver Kafka con lo que se cuenta en este relato.

Definitivamente, estamos en la era KAFKA. Todo el mundo lo nombra, todos lo citan, todos los leen, todos hablan de él. Hasta Chávez lo nombró en la entrevista que le hizo el domingo José Vicente. Bueno, eso no hace más que confirmar que Kafka está de moda. Porque nuestro Presidente siempre busca estar en boga, por eso se pone unos Converse y por eso nombra a Kafka.

Todo en exceso: satura (hasta el maravilloso Kafka)

Lucas, he leído cosas maravillosas de tí.

Este relato no entra en esa categoría. Muy vulgar y silvestre. Entiendo que ese lamentable accidente te esté afectando, pero se supone que la escritura –para tí– es una profesión y un arte; y por ello podría anteponerse a los momentos aciagos, aunque sea por un momento!

Aníbal Girondo
17 de febrero, 2011

Caramba, Lucas, por una parte lamento lo de tu accidente vial que te causó esas dolencias y todo el papeleo que va con él, pero por otra parte hay que ver que supiste hacer de ese evento tan desagradable un trabajo maravilloso, que retrata nuestra realidad sin eufemismos pero con una impresionante calidad literaria. Frases como esta “Mi brazo izquierdo parece pintado por Picasso” construyen un mundo aparte de la tragedia del accidente, mientras que algo como “La sala de espera huele a frigorífico, pero sabes que no guardan solomos de cuerito detrás de las puertas” retrata con astucia lo qué pasa en el país pero sin patetismos, sino con elegancia. Excelente artículo, Lucas, como siempre. Tus lectores te extrañábamos en prodavinci!

Poeta1986
18 de febrero, 2011

Sr @Manuhel creo que cuando Lucas se refiere a Kafka lo hace refiriéndose a su novela “El proceso”, intentando buscar una similitud entre el papeleo necio al que se nos somete en las instituciones publicas y a todo el tramite ilógico e irreal al que se somete a K. como personaje de la novela antes referida… Y por cierto Kafka no es que esta de moda ahorita, porque no creo que refiriéndonos al concepto de moda, un grueso de la población sepa quien es Kafka, si no que ademas dudo que se mas o menos leído hoy que hace unas cuantas décadas…no es el mejor texto de Lucas, pero refleja un poco esa realidad oscura que solo unos cuantos experimentan en este país…

beatriz
18 de febrero, 2011

Creo que a pesar de no ser el mejor texto de Lucas, deja una muestra de su oficio y su dedicacion. Yo comprendo ademas que vivir un accidente es algo bien trumatico y pues el senor Lucas debio haber pasado momentos muy desagradables a todo nivel. Muy valiente, muy hermoso y muy valioso lo que ha compartido hoy el con nosotros. Lucha, lucha y vida. A vivir pues Lucas.

María Eugenia
18 de febrero, 2011

PRODAVINCI, ¿por qué no le encargan a Lucas o a alguno de sus buenos escritores una entrevista con Rubén Gallo? Este mexicano, director de Estudios Latinoamericanos en una universidad del Ivy League, está atrayendo mucha atención con su libro EL MEXICO DE FREUD

“Rubén Gallo is Director of the Program in Latin American Studies and Professor in the Department of Spanish and Portuguese Languages and Cultures at Princeton University. He is the author of Mexican Modernity: The Avant-Garde and the Technological Revolution (MIT Press, 2005)”

Me despido de Prodavinci por un buen tiempo y muy agradecida por lo mucho que aprendí; pero me distrae de mis escritos académicos

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