Capital Humano

Prevención del SIDA: abstinencia versus reducción del riesgo

En África, donde el SIDA afecta a 22 millones de personas, la mayoría de las religiones promueven la abstinencia y la fidelidad como la mejor manera de deterner la epidemia, especialmente entre los adolescentes. Esta columna describe dos experimentos aleatorios llevados a cabo en Kenia, donde se demuestra que un mensaje general de prevención del riesgo no cambia el comportamiento, mientras que un mensaje claro sobre los riesgos relativos que implica tener varias parejas sexuales sí lo hace.

Por Prodavinci | 15 de noviembre, 2010

aidslogo01Por Esther Duflo

En su primera visita a África, el Papa Benedicto XVI reiteró que la distribución de condones por parte de las autoridades sanitarias no resolverá la epidemia de SIDA en África, agregando “todo lo contrario, va a incrementar el problema.”

El Papa destacó como “la única solución” un enfoque “doble” que implique “la humanización de la sexualidad, una renovación espiritual que genere nuevas formas de comportamiento” así como “la amistad verdadera, especialmente para aquellos que la sufren” (Ward 2009). En resumen, lo que defienden la Iglesia Católica y muchas otras iglesias para luchar contra el SIDA es la abstinencia y la fidelidad.

Como los editores de Lancet sostienen con firmeza, la afirmación del Papa respecto a que los condones aumentan el problema es absurda; de hecho, es casi como insistir en que la tierra es redonda cuando todas las evidencias indican lo contrario. Todas las pruebas demuestran que los condones salvan vidas.

Si sólo fuese el Papa quien estuviese tan mal informado, uno podría simplemente sentir cierta lástima por los católicos del mundo entero. Sin embargo, aparte del absurdo, se mantiene la pugna entre evitar el riesgo y reducir el riesgo, lo que resume el dilema a resolver en todos los programas de prevención y que constituye un asunto mucho más amplio.

Evitar el riesgo se centra en soluciones a toda prueba. Para la juventud, la abstinencia seguida por la fidelidad mutua viene a ser una práctica 100% efectiva. Por otra parte, la reducción del riesgo se centra en adoptar conductas menos riesgosas y más fáciles de cumplir. Usar condones es altamente efectivo y es más fácil que la abstinencia. Entonces, ¿cuál debía ser el mensaje de un programa de prevención cuyo objetivo sea la juventud?

La presión de este dilema apunta a los jóvenes. A los niños entre 5 y 15 años se les denomina la “Ventana de Esperanza” ya que reflejan bajas tasas de infección de VIH y su conducta sexual todavía puede ser maleable. Si aprenden e internalizan las prácticas de sexo seguro, cuando dejen de abstenerse efectivamente practicarán el sexo seguro. La mayoría de estos niños asiste a alguna escuela primaria; por lo tanto, la escuela se convierte en el lugar para impartir la educación para la prevención del VIH enfocada en los niños. Pero, ¿cuál es el mensaje?

Los programas de prevención del SIDA para los jóvenes en África son el resultado del delicado equilibrio logrado en las negociaciones entre grupos civiles, diversas iglesias, organizaciones internacionales, y los gobiernos. En consecuencia, hacen énfasis en evitar el riesgo, a fin de tranquilizar a las iglesias que ven la lucha contra el sida como una oportunidad para que surja una sociedad más moral. El África Oriental, por ejemplo, el mensaje es “AFCM” – Abstente, sé Fiel, usa un Condón…o Mueres.

Un mensaje que aumenta y refleja la pugna entre evitar y reducir el riesgo dando prioridad, en forma bastante clara y sin ambigüedades, a evitarlo. Pero al menos, a diferencia de la declaración del Papa, deja cierto espacio para los condones en caso que la abstinencia y la fidelidad fallen.

Nuevos Hallazgos de Investigaciones

Para las políticas de salud pública, esta pugna sólo se puede aclarar por medio de la investigación – aplicando lo que realmente ha demostrado que funciona. Una evaluación aleatoria a gran escala, llevada a cabo por J-PAL en la Kenia rural, nos brinda una visión acerca de la eficacia relativa de evitar el riesgo (el programa AFCM) y las estrategias de minimización del riesgo (Duflo, Dupas, Kremer, Sinei, 2006; ver también J-PAL 2007).
Los resultados sugieren que entrenar a los maestros para que impartan el programa AFCM aumenta el tiempo dedicado en las escuelas a la educación sobre el SIDA, pero no cambia  el comportamiento sexual, o el conocimiento sobre el SIDA. Además, un año, dos años, y tres años después de la intervención, las escuelas cuyos maestros recibieron y no recibieron entrenamiento reflejan igual tasa de embarazo en las adolescentes (cerca de 5%, 14% y 30% respectivamente).

El contenido del mensaje puede explicar porqué el entrenamiento recibido por los maestros no tiene impacto alguno en la tasa de embarazo. Trata los datos médicos básicos sobre el SIDA, la transmisión del VIH, la prevención (excluyendo el uso de condones), y el cuidado y tratamiento de quienes viven con SIDA; hace hincapié en que la abstinencia hasta el matrimonio es la forma más efectiva de prevenir el VIH; pero no cubre la reducción del riesgo. Es posible que con estos contenidos, los maestros transmitan una gran cantidad de información pero muy pocos consejos prácticos, como por ejemplo la información que se requiere para reducir el riesgo una vez que los estudiantes hacen la transición y dejan la abstinencia. Una posibilidad de reducir el riesgo sería ofrecer información útil que les permita escoger la pareja más segura. Una característica impactante que reflejan las cifras de contagio del VIH es que las mujeres jóvenes entre 15 y 19 años tiene 5 veces más probabilidades de quedar infectadas que los hombres de su mismo grupo etáreo, reflejando igual tasa de infección que los hombres de mayor edad; lo que sugiere que las relaciones sexuales intergeneracionales implican un mayor riesgo de VIH para las mujeres jóvenes.

Por eso, el segundo programa (Dupas, 2009) simplemente ofreció a los estudiantes información sobre cómo se encuentra repartida la infección de VIH por edad y género (riesgo relativo). Esto lo pueden usar fácilmente para seleccionar las parejas de menor riesgo. El programa tuvo gran impacto en la incidencia de sexo no seguro con las parejas de mayor riesgo – los hombres mayores o “galanes mayores con dinero”. Las adolescentes beneficiarias de este programa reportaron menor frecuencia en el sexo con hombres mayores que en el sexo con muchachos de su misma edad (con quienes podían usar condones más fácilmente). Un año después, la tasa de embarazo en las escuelas que no participaron del programa fue de 5,5% mientras que en las escuelas que sí participaron fue de 3,7%. Esta reducción se generó, básicamente porque los embarazos de las jóvenes con parejas mayores se redujeron en un 67%.

Sin embargo, es fácil de entender que las iglesias no puedan ir contra sus enseñanzas básicas, que no puedan ir más allá de “AF” (Abstente, sé Fiel). ¿Cómo pueden ayudar?

Primero, debían demostrar cierta indulgencia, invirtiendo su energía en defender soluciones que estén de acuerdo con sus principios, pero absteniéndose de socavar las políticas de salud pública que, aunque no estén en línea con sus creencias, resultan efectivas para salvar vidas. Esta sería la actitud responsable, dado que hay mucha gente en África y en otros lugares que pueden vivir o morir al seguir sus lineamientos.

Segundo, pueden invertir en aumentar las posibilidades que tienen las adolescentes, reduciendo costos para ayudar a que las niñas se queden durante más tiempo en las escuelas. Un programa para reducir el costo de la escolaridad, dedicado a suministrar uniformes con el objetivo de que las jóvenes se quedasen durante más tiempo en la escuela, redujo las tasas de matrimonio y embarazo en un 10%.

Este programa se basó en la hipótesis de que las adolescentes fuera de la escuela tienen menos incentivos para evitar el embarazo que las que están estudiando. Ante todo, no se enfrentan al alto costo de oportunidad que implica descontinuar su educación para iniciar a una familia. (Aunque las jóvenes embarazadas legalmente tienen derecho a quedarse en la escuela, muchas veces reciben fuertes presiones sociales que las obligan a dejarla). Por lo tanto, reducir el costo de la educación aumenta el costo de oportunidad que tendría el embarazo y por ende, el costo del sexo sin protección. La disminución observada en las tasas de embrazo sugiere una reducción en el sexo sin protección, y probablemente, menos personas infectadas de VIH (Duflo y otros 2006).

Esto no viola ninguna doctrina religiosa y trabaja en base a la misma lógica que el argumento contra los condones, salvo en que ese costo de oportunidad del sexo no es el precio a pagar, sino la propia vida de la persona. Además, las jóvenes ganarían el beneficio de la educación.

En conjunto, los hallazgos reflejan que mientras los mensajes generales fallan, un mensaje claro que sugiera formas prácticas para limitar el riesgo puede salvar vidas. En África hay 22 millones de personas que viven con VIH – es el momento oportuno para que los líderes de diversas iglesias demuestren la indulgencia necesaria para poder sostener una discusión realista sobre el SIDA y buscar una forma de equilibrar su obligación de brindar sabiduría tanto espiritual como práctica a sus comunidades.

Referencias

Laboratorio de Acción contra la Pobreza Abdul Latif Jameel (2007) Cheap and Effective ways to Change adolescent sexual behaviour. (Formas Baratas y Efectivas de Cambiar el Comportamiento Sexual de los Adolescentes) Portafolio de Políticas número 3

Pascaline Dupas (2009) “Do teenagers respond to HIV risk information” (Los adolescentes, ¿responden a la información sobre los riesgos del VIH?) NBER Papel de Trabajo 14707

Esther Duflo, Pascaline Dupas, Michael Kremer, y Samuel Sinei (2006), “Education and HIV/AIDS Prevention: Evidence from a Randomized Evaluation in Western Kenya” (La Educación y Prevención del VIH/SIDA: Pruebas de una Evaluación Aleatoria en Kenia Occidental), Papel de Trabajo, MIT (2006)

Olivia Ward (2009), “Pope’s condom remarks ‘real tragedy.” (Los Comentarios del Papa sobre los condones, “una verdadera tragedia”). Toronto Star, Marzo 18.

Vía VOXEU

Traducción: Ana Cristina Punceles

Prodavinci 

Comentarios (4)

Francisco Padrón
23 de junio, 2009

Buen artículo. Las iglesias deben reflexionar sobre las consecuencias de sus predicamentos. Este artículo deberían leerlo todos los que pretenden hacer políticas públicas.

José Torres
30 de junio, 2009

Excelente artículo! Es necesario que los preceptos religiosos se adecúen a la realidad humana buscando estrategias para conservar la vida.

Paola de Alemán
1 de diciembre, 2010

Artículo interesante para abrir el debate de ideas. Plantea situaciones reales como, por ejemplo, que usar condones es más fácil que la abstinencia. Al leerlo, me inquietan algunas cosas: 1. En los estudios referidos no se habla la responsabilidad de la familia en la preparación para la sexualidad. Probablemente es porque no hay familias. Entonces, ¿No creen que es un problema que se debe considerar? 2. Creo que los resultados del estudio de Dupas 2009 son ambiguos. No revela un crecimiento de capital social o mejoramiento de la persona – aspectos necesarios para el desarrollo integral -, solo habla de un cambio en los hábitos sexuales en los jóvenes. Estas interrogantes, y otras más, invitan a pensar el problema del sida con optimismo, confianza y respeto. La abstinencia, la fidelidad, la familia son – sin duda – más difíciles que usar un condón, la pregunta es ¿es el hombre capaz? ¿Somos capaces?

Victoria
1 de diciembre, 2010

Como un persona como el Papa puede hablar sobre sexo y sida cuando eso es un verdadero tabu en la religion católica? Primero deben informarse y convertir eso en algo natural para que la gente se eduque, proteja y actue responsable y consiente de sus actos LIBREMENTE SIN MIEDO. A parte de que segun el material que he leido la Iglesia Catolica no permite o esta en desacuerdo con el uso de anticonceptivos, Entonces como es posible que fomente el uso de los mismos La Iglesia toma el sexo solo para procrear no como realmente es, una necesidad biologica de cada ser humano en su etapa adulta, y por ello pregunto entonces, ¿la abstinencia sera una solucion eficaz para prevenir el sida?

INTERESANTE ARTICULO!

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