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El arte de fallar penaltis, por Angel Alayón

Angel Alayón sobre la emoción y la estrategia en los penaltis

Por Angel Alayón | 25 de junio, 2010

Roberto Baggio sabía que el encuentro contra Brasil se jugaría bajo mucha presión. Después de todo, era la final del Campeonato Mundial de Fútbol. Antes de salir del hotel al Rose Bowl Stadium, en Pasadena, California, estuvo con su maestro budista. Su guía espiritual, que nunca sabremos si sabía de fútbol, le advirtió: “En el juego te enfrentarás a muchos problemas y todo se decidirá en el último minuto”. Cinco horas más tarde, Baggio estaba frente al balón. Cincuenta y cinco millones de italianos, doscientos millones de brasileños y buena parte del resto del mundo concentraron sus miradas en el punto penal. La pelota, a once metros de la línea de gol, esperaba por Baggio. De fallar, Brasil sería campeón del mundo y la orgullosa Italia sería subcampeona, aunque en el fútbol los subcampeonatos sólo sirven para recordar el fracaso. Baggio llegó al balón en diez pasos. Lo pateó con contundencia, como tantas veces lo había hecho desde niño. La pelota sobrevoló el larguero y con ella se fueron las ilusiones de los italianos. La copa del mundo de 1994 viajó a Brasil y Baggio se fue con las manos vacías, pero acompañado por un fantasma que nunca lo ha abandonado desde entonces.

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El fútbol es un juego que puede terminar sin ganadores. Aunque no sea el resultado favorito de los espectadores, el empate,  es posible. Siempre hay insatisfacción en ese equilibrio en el que nadie sale de la cancha como el vencedor. Puede haber alegría táctica, puede haber alegría aritmética, pero en un empate nunca habrá alegría en su estado puro, ésa que el fútbol es capaz de producir en niños y adultos. Pero un torneo exige un campeón absoluto. Y sólo hay campeones cuando hay derrotados, ¿o habría algo más triste que titular como campeón a un equipo que nunca conoció la victoria?

La FIFA ha intentado diversas maneras para sortear la posibilidad de que los juegos decisivos —esos en los que un equipo debe sobrevivir y otro morir— terminen en un insípido armisticio. La fórmula actual le da al fútbol, al juego mismo, una oportunidad. En caso de empate durante los primeros noventa minutos, las reglas resucitan el juego por treinta minutos. Ell ácido láctico y los espasmos musculares aparecen, la deshidratación se combina con la falta de oxígeno, el ritmo cardíaco es atronador. Cuando hay tiempo extra, los futbolistas juegan en contra de sus adversarios y en contra de sus posibilidades físicas. Pero al cabo de esos extenuantes treinta minutos, el gol puede seguir esquivo o haber aparecido en cantidades iguales para ambos contrincantes. Se acaba el juego y no hay ganador. Fin del tiempo extra. El empate continúa.

La FIFA no tiene patria ni corazón, pero debe resguardar la vida de los jugadores. Finalizado el tiempo extra, el ganador se define por el lanzamiento de penales. La pena máxima. El castigo, el fusilamiento. Cada equipo tiene derecho a lanzar cinco penales y el que lo haga con éxito más veces se convierte en el ganador. Si termina la ronda de los cinco penales y continúa la igualada, se deberá lanzar penales hasta el fin de los tiempos o hasta que un equipo supere por un gol al contrario. La FIFA, el fútbol y sus fanáticos buscan desesperadamente un campeón.

La solución de los penaltis nunca ha dejado de ser controversial. Muchos se preguntan: ¿dónde está el fútbol en los penaltis?; Un juego colectivo, donde cada tanto se suda recorriendo la cancha de arriba a abajo y los colores de la camisa indican que puedes confiar en el otro, se termina resolviendo en un duelo que se asemeja mucho más al enfrentamiento entre un pitcher y un bateador. No hay que olvidar que originalmente el penalti es un castigo por una acción violenta contra un jugador o una violación fatal a esa regla del fútbol que dice que este deporte debe jugarse con todo menos con las manos. Sólo hay penalti cuando hay antifútbol.

Otros dicen que hay injusticia en los penaltis. Que ganar un campeonato por penaltis tiene el mismo mérito de aquellos que ganan la lotería: azar, suerte de campeón, pudo haber sido cualquiera. La controversia continuará en todos los puntos del planeta donde se hable de fútbol. Mientras tanto, directores técnicos, pateadores y arqueros seguirán ensayando los penaltis y pensando en la estrategia a seguir ante la ronda de la muerte. Porque, aunque no tengamos la capacidad predictiva del místico asesor de Baggio, podemos decir que mientras haya fútbol, habrá campeones que ganen sus trofeos gracias a los penaltis.

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El penalti es una jugada asimétrica. El chutador tiene ventaja sobre el arquero. Once metros de distancia y un balón que viaja hasta 160 Km/h obligan al portero a decidir qué hacer simultáneamente con la patada. Un cuarto de segundo no es tiempo suficiente para que el guardameta pondere opciones como si fuera Gary Kasparov. En las altas competencias futbolísticas, 8 de cada 10 penaltis se convierten en gol. No es de extrañar que recaiga sobre los pies de los pateadores la presión de estar frente a un balón que el público considera debe ser fácilmente transformado en un tanto.

El penalti es también una jugada estratégica. Lo que hará el que chuta depende de lo que cree que hará el arquero y viceversa. Un buen pateador de penaltis no debe  tener un patrón de comportamiento frente al punto penal. Los jugadores de fútbol tienen una pierna más fuerte que otra, sobre la que tienen un mayor control. Los derechos tienden a patear a la derecha del arquero y los zurdos a la izquierda. Un mal jugador derecho siempre chutará a la derecha del arquero. Un mal chutador zurdo siempre lo hará a la izquierda. Si tienes un patrón, los arqueros lo explotarán a su favor. Cristiano Ronaldo tiene una clara tendencia a chutar a la derecha del arquero pero, cuando Cristiano se detiene en la carrera hacia el balón, la probabilidad de que patee a la derecha es aún mayor. Podrá ser un buen jugador, pero no es un buen cobrador de penales. Un gran cobrador de penaltis debe ser tan imprevisible como la muerte.

Una respuesta posible ante el problema estratégico de los penales es lanzar la mitad de los balones a la derecha y la otra mitad a la izquierda. Pero esto no resuelve el problema: bajo esta estrategia puede haber patrones (uno a la izquierda, uno a la derecha, uno a la izquierda…). Otra alternativa sería decidir a qué lado chutar lanzando una moneda al aire. En ese caso no habría manera de encontrar un patrón, aunque en promedio los balones irán a ambos lados de la arquería en un cincuenta por ciento. Pero, futbolística y matemáticamente, la solución 50-50 tiene otro inconveniente: la probabilidad de éxito de los balones que pateas a tu lado natural es superior a los que pateas al lado no-natural. Lanzar 50-50 disminuye la probabilidad de éxito en lanzamiento de los penales ¿Cuál es entonces la estrategia óptima?

Ignacio Palacios-Huerta es un economista de la Universidad de Chicago que se ha dedicado a encontrar cuál es la estrategia correcta en el arte de lanzar penales. Luego de analizar estadísticamente 1.417 penaltis en altas competencias, encontró los siguientes resultados: la tasa de éxito cuando el chutador va a su lado natural y el arquero se lanza al lado contrario es 95%. Cuando el chutador va a su lado no-natural y el arquero hacia el otro lado, la tasa disminuye a 92%. Si el chutador va a su lado natural pero esta vez el arquero acierta, la tasa baja a 70%. Y si el chutador va a su lado no natural y el arquero lo adivina, la tasa de éxito baja a un 58%.

Con esos resultados y haciendo uso de la teoría de juegos, Palacios-Huerta ha calculado que los cobradores de penaltis deben chutar a su lado natural un 61,5% de las veces y al otro lado un 38,5%. También los arqueros tienen una estrategia óptima: en el caso que decida lanzarse (puede decidir quedarse en el medio), la estrategia óptima sería hacerlo un 58% hacia el lado natural del cobrador y 42% al lado contrario. Los estudios de Palacios-Huerta —y luego los de Steven Levitt, autor de Freakonomics— han determinado que los jugadores de alta competencia cobran los penaltis y se defienden de ellos siguiendo la estrategia mixta que la teoría de juegos sugiere. Los futbolistas, hoy en día más cerca de Hollywood que del fútbol clásico, se comportan ante los penaltis como si hubieran recibido clases con John Nash en el MIT.

Pero hay un punto débil en la estrategia de los futbolistas. La gran mayoría de las ocasiones los arqueros se lanzan hacia alguno de los lados, por lo que chutar al centro debería ser un componente importante de la estrategia. En realidad, las opciones del chutador son tres: chutar a la izquierda, a la derecha o al centro. Frente a estas posibilidades, Levitt y Chiappori estiman que, tomando en cuenta el comportamiento histórico de los arqueros, la probabilidad de anotar un gol es mayor cuando se patea un penalti al centro. Los jugadores se comportan según la teoría cuando las opciones son chutar a la derecha y chutar a la izquierda, pero no lo hacen cuando se trata de chutar al centro. Levitt y Chiappori recomiendan que haya más chutes al centro, pero, al fin al cabo, ellos son economistas, no directores técnicos. En todo caso, ya sabemos que una cosa es la teoría y otra la práctica, como lo pudo comprobar Roberto Baggio.

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Baggio describe en su autobiografía el famoso penal fallido en los siguientes términos: “Cuando llegué al punto penal, estaba lúcido, tanto como puede uno estarlo en una situación como ésa. Yo sabía que Taffarel siempre se lanzaba y por lo tanto decidí chutar al centro, un poco más arriba del medio, de manera que no pudiera llegarle con los pies. Era una decisión inteligente porque Taffarel se lanzó a su izquierda, y nunca hubiera podido parar el balón de la forma que planeé chutarlo. Desafortunadamente, el balón se elevó tres metros y pasó sobre el larguero.” Baggio confiesa que todavía sueña con ese momento. Le gustaría borrar lo que considera el peor momento de su vida. Tuvo que aprender por las malas que, como en tantos aspectos de la vida, puedes acertar en la estrategia, pero el éxito depende de una ejecución precisa. Entre la filosofía y la resignación, Baggio concluye: “sólo aquéllos que tienen el valor de cobrar un penalti, pueden fallarlo”.

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Hay países en los que se juega el fútbol y los hay en los que sin fútbol pareciera no haber país. Nada prueba tanto la resistencia de los nervios de los fanáticos como una ronda de penales. Pronto vendrá alguna y la estrategia jugará su rol. Los fanáticos en el estadio y frente a los televisores se abrazarán, rezarán, harán promesas y gritarán. Santos y vírgenes también estarán en liza, aunque nunca se ha comprobado que intervengan en los deportes. Cualquier superstición cabe. Nada de esto evitará que alguien falle, esconda la mirada y se lleve las manos a la cabeza para asegurarse de que no se haya ido con el balón. Un niño estará mirando a su héroe caído y prometerá vengar la afrenta, reivindicar sus colores. Y quizá lo logre. La humillación puede ser un motivo poderoso . Se acabó el tiempo extra. Vamos a penales. Persígnate, man.

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Referencias

My penalty miss cost Italy the World Cup?, por Roberto Baggio

Penalties will put players on the spot

Research on penalty shootout

Penalty shoot-outs: how to take the perfect spot-kick

Testing Mixed-Strategy Equilibria When Players Are Heterogeneous: The Case of Penalty Kicks in Soccer By P.-A. CHIAPPORI, S. LEVITT, AND T. GROSECLOSE

Angel Alayón es economista. Puedes leer más textos de Angel en Prodavinci aquí y seguirlo en twitter en @angelalayon

Comentarios (20)

Aníbal Girondo
25 de junio, 2010

El profesor Alayón demuestra con creces que todo tema es extraordinario si se plasma con el debido entusiasmo. ¡Quién hubiera pensado que el asunto de los penaltis pudiera ser tan grato! Este artículo me recuerda los escritos sobre los arqueros zen y su manera de ver la vida. Tremendo logro, profesor!

LuisCarlos
25 de junio, 2010

¡Qué golazo de texto!

Boris Muñoz
26 de junio, 2010

Gran lección de cálculo y estrategia moderna llevada a la mitología cotidiana.

Alejandro Alayón
26 de junio, 2010

Excelente artículo, como siempre!

Rodrigo Blanco Calderón
26 de junio, 2010

Tremendo.

Mi amigo Ricardo Hernández Anzola propone que los penaltis deberían sustituirse por corners. También tiene la idea de que los matrimonions deberían ser contratos de 7 años de duración, con posibilidad de renovarse. Mi amigo Ricardo, como ven, es un genio.

Aníbal Girondo
26 de junio, 2010

Ya sabemos el secreto de la pluma exquisita del gran Rodrigo Blanco Calderón, uno de los nombres claves de la literatura de nuestro continente en este momento: se rodea de genios. Genio con genio va muy bien!!! Saludos de admiración. Y como ya dije, el artículo del profesor Alayón es una joya!

Thamara Jiménez
26 de junio, 2010

Tabú, el fracaso público es un tabú. Un partido que se decide a penales definitivamente es una batalla perdida por dos bandos. ¿Por qué tanta resistencia a reconocerlo? Las cosas deberían cambiar. Un partido se GANA. Los penales son una moneda en el aire, puro azar. Simultáneo al Mundial actual, el tennis rivalizó en cobertura de tú a tú, en el legendario Wimbledon dando una lección: Isner y Mahut. Allí nadie se rindió, no hubo complacencias. 11 horas y 5 minutos de esfuerzo total. Darlo todo. ¿No son así las batallas, no es así la vida? Sin concesiones. Un temazo y excelente el artículo.

alexandre D. Buvat
26 de junio, 2010

El escrito es de suyo actual y llamativo. La redacción y contenido son muy buenos. ¡ lo felicito!. Pero toca un tema muy lógico y ético: si el penalty es castigo por mal jugar, por que equipos que han jugado bien y con gran esfuerzo hata llegar igualdos, deben decidir quien o cual gana, con una medida de castigo? ¡ acaso un jugador, Baggio o quien sea, lleno de fatiga, ansia de ganar, tendrá capacidad para un análisis del modo estadistico de comportamiento del arquero y la secuencia de lanzamientos de sus compañeros, para decidir patear de un forma, y además sin equivocarse en la ejecución?? !! Debería haber un método mas justo de decisión ( Vgr, tiempo de tenencia del balón ponderado por tiros a puerta, restando faltas cometidas, o algo así) Aunque el espectáculo de un gladiador frente a los leones equivalente en el actual goce y sufrimiento del público, así no se tendría. En fin ha tocado tópicos interesantes de una manera elegante y hasta docta y bien informada, y lo felicito de nuevo

J. M. Guilarte
27 de junio, 2010

“¿o habría algo más triste que titular como campeón a un equipo que nunca conoció la victoria?” O que un equipo como el Brasil del mundial 1978 llegara de tercero sin conocer la derrota (“campeón moral”, sentenció Pelé). “sólo aquéllos que tienen el valor de cobrar un penalti, pueden fallarlo”. Perogrullada y cursilería aparte, creo que no es casual que Baggio, “azzurro” y por lo tanto parte del esquema que hace de la especulación y el “catenaccio” la aburrida marca de fábrica de la selección italiana, haya quedado como emblema del fracaso en el cobro de penales, por encima de casos como el alemán Uli Hoeness en la Eurocopa de 1976. Saludos.

J. M. Guilarte
27 de junio, 2010

Hace muchos años, la liga estadounidense estableció el punto penal desde la mitad de la cancha propia, y cinco segundos para anotar. Raro, pero interesante. Como podrán imaginar, fueron pocos los goles marcados.

Alfredo Z
27 de junio, 2010

Excelente artículo. Solo algunas reflexiones: 1. No hay insatisfacción en la victoria por penales. Todo lo contrario la euforia que produce es, por lo general, mayor. 2. Una cosa es el penalty en tiempo regular y otra en definición. La estadística debe ser x lo – 15% + baja en la 2da. 3. El buen pateador de penaltys no piensa en el arquero. Define por donde va a patear previamente y listo. El que lo hace es el que tiene mas probabilidad de equivocarse. 4. El que es derecho debe patear normalmente a la derecha del arquero y viceversa. Ahi tienes la ventaja xq la pelota se aleja del arquero. Solo cambias cuando sabes que el arquero te conoce. Si pateas bien y abajo no te lo paran! 5. Para nada CR9 es un mal pateador de penaltys. Tout le contraire es muy bueno y casi nunca falla. Le pega muy bien a la pelota y eso es primordial. Debes dominar mentalmente no ser imprevisible. 6. Grave error de Baggio pensar en Tafarell. Si patea por su dcha firme y abajo no hubiera tenido vida el arquero brasileño. Un abrazo Alfredo

miriam osorio
29 de junio, 2010

Leyendo esto hoy precisamente el dia que fueron a penalties los paraguayos y japoneses… Independientemente del juego (no me gustô) esa manera de definir es como jugar la gallinita ciega, juego que jamäs me gustÕ, queda uno incÒmodo… Excelente artÍculo

Angel Alayón
30 de junio, 2010

Aníbal, Luis Carlos, Boris y Alejandro, muchas gracias por sus comentarios.

Rodrigo, Kiekergaard decía que el no estaba con una mujer más de seis mese porque luego ya no había amor-pasión. Hay opiniones. Pero su contrato duraría mucho menos de lo que propone Ricardo. En todo caso, legalmente el matrimonio es un contrato que puede ser terminado en cualquier momento. Hay records, gente que se ha separado e iniciado el divorcio la noche del matrimonio.

Thamara, Alesandre, Miriam y J.M., gracias, la discusión sobre como terminar un juego que por definición puede terminar igualado da para mucho.

Alfredo, 1) No dudo de la emoción en la victoria por penales. sólo se que hay insatisfacción como solución a un juego. Las quejas sobre el método por jugadores y técnicos son muchas. Emocionante, mucho, como todo duelo, como todo drama.

2) Las estadísticas reflejan una disminución de probabilidad de éxito menor en la medida que se incrementa la “importancia” del penal. Si mal no recuero “sudden death penaltys” tienen una probabilidad de éxito de 66%, muy inferior al promedio.

3) Creo que te refieres a un estilo de patear penaltis, pero hay evidencia de que los jugadores (pateadores y arqueros) se estudian con el fin de determinar patrones). Encontré un artículo de Chilavert, famoso arquero y pateador de penales Su primera recomendación: “1. Siempre hay que informarse antes del partido y conocer al oponente. Esto da un margen de acciones posibles al momento del cobro de los penaltis.” Adicionalmente, yo no puedo saber que piensan los que patean penaltis, pero estadísticamente han demostrado que se comportan con una estrategua mixta, en el que varían el cobro de penal hacia ambos lados.

4) Si pateas sólo a tu lado natural, los arqueros explotarán el patrón. Una de las claves de un buen pateador de penaltis es lograr, por imprevisible, que el arquero se lance al otro lado de vez en cuando.

5) Son las estadísticas de Cristiano Ronaldo. Tiene un patrón, y es conocido. El mejor en los últimos años: Zidane.

6)Baggio no erró en la estrategia, erró en la ejecución.

Hay cosas curiosas en el artículo de Chilavert. Dos de las sietes recomendaciones se refieren a patear al centro, justo lo que la mayoría no hace. Lean el artículo de Chilavert aquí: http://www.soho.com.co/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=11539

Disculpen lo largo y gracias nuevamente por sus comentarios.

Fabiana
30 de junio, 2010

Me encanto, un breve estudio sobre el fútbol y me quedo con lo que concluye:

(…) “Hay países en los que se juega el fútbol y los hay en los que sin fútbol pareciera no haber país.”

Alfredo Z
30 de junio, 2010

Angel, Agradecido por las reflexiones. Para seguir con la conversa colectiva: 1. Correcto hay muchas quejas pero, como la democracia, es el peor de los métodos, salvo todos los otros. No se puede seguir jugando y tampoco lanzar la moneda. 3. A lo que me refería es que uno debe definir antes de patear por donde lo va a hacer y eso involucra las ventajas que tengas respecto al arquero. Lo peor que puedes hacer es cambiar a mitad de camino o tratar de engañar al arquero. Los arqueros estudian mucho mas a los jugadores que a la inversa. Recuerdo a Lehman (arquero de Alemania) que sacaba una chuleta con detalles de los jugadores argentinos y como pateaban los penalties. En definición si no te toca patear de 1o puedes observar al arquero y tomar esa información en consideración. 4. Si pateas bien a tu lado natural, no lo para ni Superman. Por ello debes aprovechar esa ventaja y esporádicamente cambiar para romper la rutina. Me llamó la atención que en la definición de Paraguay-Japón, y despues de leer tu excelente artículo, me fije en los patrones y pareciera como que ellos lo hubieran leído también, porque 3 jugadores patearon por el centro, de 8 en total, incluyendo el último y definitivo de Cardozo, lo que es bien raro. 5. No conozco la estadística de CR pero debe ser muy alta en porcentaje de aciertos. 6. Creo que también erró en la estrategia por lo que comentamos, si hubiera aprovechado su ventaja natural, pero concuerdo en que primordialmente erró en la ejecución. Saludos,

Miguel Sisco
6 de julio, 2010

Excelente artículo… muy agradable e interesantes los datos aportados

luis morandi
20 de enero, 2011

muy agradable el paseo literal, muchas felicitaciones y debiera recalcarse la disciplina obligante que aun para fallar es necesario el conocimiento

Antolín Martinez A.
9 de julio, 2014

Al sr. Buvat: cierto su comentario. Lo que ocurre es lo que indicó en una ocasión Lázaro Candal: no son penalties per sé los que definen la victoria luego de la prórroga, realmente son “tiros libres desde el punto penal”. Se parecen tanto a un penalti que todo el mundo los llama penalties, pero no lo son. Eso fue lo que dijo Candal. Salu2.

@manuhel
10 de noviembre, 2015

Es bien sabido que en el cobro de penaltis el pateador tiene la ventaja; dado que un penalti bien cobrado deja sin chances al portero aún haya adivinado la dirección del balón y su “timing” al lanzarse haya sido, digamos, perfecto.

Los jugadores pasan mucho tiempo practicando artimañas y fintas para pretender engañar al portero, en vez de practicar su técnica y puntería.

Un buen cobrador de penaltis no tendría que preocuparse en demasía de engañar al portero. Le bastaría con saber de antemano cuál es el lado fuerte, hacia cual lado reacciona con mejor eficacia bien sea porque sea su lado hábil natural; entonces cobrarlo hacia el otro lado, para expandir su margen de error (porque somos humanos y la puntería nunca es la misma por mucho que se practique) y por ende su probabilidad de éxito.

Pero no es así. Los pateadores se empeñan en engañar al portero. Igual nos pasa a nosotros en nuestros trabajos, donde nunca falta quien se especializa en simular antes que en ser eficiente.

Petrusco
10 de noviembre, 2015

Excelente artículo Angel

Me hiciste recordar aquella injusticia, futbolísticamente hablando, que sucedió en el vibrante juego Uruguay-Ghana en los cuartos de final del Mundial 2010, cuando Ghana logró un tiro franco que iba a ser el gol del triunfo, terminando el tiempo extra, y fue tapado por la mano de Luis Suárez, obligando a Ghana a lanzar un penalty que falló, para luego tener que ir a definición por tiros penales, es decir, al azar, en donde terminó perdiendo.

Ghana ya había hecho su gol, deigamos, pero la regla del fútbol establece que si un jugador lo impide con la mano, va expulsado y hay que volver a marcarlo, a diferencia del baloncesto, en donde existe la regla del “gol técnico” que establece que si se interfiere de cierta forma con la pelota en su ruta hacia la cesta, la cesta es válida. Si el futbol tuviera esa regla, Ghana habría pasado a semifinales.

Pero fútbol es fútbol. Suarez hizo lo mejor para el equipo y Uruguay, con todo mérito, quedó entre los cuatro mejores.

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