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El Twitter Cambalache siglo XXI

Israel Centeno sobre tecnologías, redes sociales y twitter

Por Israel Centeno | 15 de junio, 2010

“…vivimos revolcados en un merengue
y en el mismo lodo todos manoseados.”

La generación de posguerra del 45 y la que viviría la guerra fría del siglo anterior, creció y se multiplicó sobre la ola del futuro posible. Culminaba la primera fiebre de las invenciones tecnológicas con la apertura de la era atómica y, comenzaba la era del confort. El bombillo, la máquina de escribir, las lavadoras y una serie de artefactos, concebidos en un inicio para el uso industrial, terminaron por convertirse en soporte imprescindible para denotar la calidad de vida de los individuos, otorgando estatus de desarrollo a la cotidianidad doméstica; fueron los tiempos de la masificación de la idea del desarrollo, aunque no de la democracia. Paradójicamente, en medio de los conflictos globales más sangrientos que conociera la humanidad hasta entonces, el invento de la penicilina, la cura de la tuberculosis, la inmunización masiva contra el tifus, la viruela, la difteria, y el desarrollo de la tecnología quirúrgica aumentaban las expectativas de vida mientras morían millones en los frentes de guerras, en los campos de concentración, bajo los bombardeos a las ciudades o quemados por el hongo de la bomba nuclear, y aun así, el género humano se veía a sí mismo optimista y vencedor de la miseria y la muerte.

Bien fuese a través de las democracias liberales y capitalistas o en la segunda fase del socialismo, el comunismo, la humanidad alcanzaría esa tierra prometida, el primer paraíso de donde fuésemos expulsados, para ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente y parir a nuestros hijos con dolor,  sufriendo la enfermedad, la pena, la hambruna, el trabajo, la ruina y la muerte, precisamente a través del conocimiento del Árbol de La Ciencia y del Saber, tabú por el que habían sido expulsados nuestros padres iniciales. Se invertirían las cosas. El conocimiento no sería castigo. Entonces, tras el advenimiento de la paz y superada la amenaza del conflicto de Corea, entramos en la silenciosa puja de la guerra fría; siempre esperanzados, tuvimos la certeza de que al final triunfarían los justos y la humanidad fraternizaría en el conocimiento, en la tecnología, en la asepsia del confort y en la vida optimista, casi eterna y así, expansionistas por naturaleza como somos, corrimos nuestras fronteras hasta las del universo.

Sólo unas voces disonantes (Aldous Huxley, George Orwell, MIjail Bulgakov, Albert Camus, Ray Bradbury entre otros) escribirían sobre un mañana gris, igualador, incierto, despótico; llamarían la atención sobre el imperio de intereses y figuras totalitarias, describirían la frivolización de las masas subsumidas en una danza hedonista e idiotizada por sonidos cósmicos y paroxísticos, por drogas medicadas, y seducidas por las promesas de líderes mesiánicos que hablarían directo a sus emociones básicas. Esa realidad sería prefigurada y señalada por la estirpe de pensadores proféticos que no confundió la expansión del conocimiento con el imperio de la nada narcisista, sabiduría con información, revelando la bulla de una existencia despersonalizada, la desrealización eufórica en el vacío, la ausencia de referentes significantes en el desorden de los signos, la satisfacción de las necesidades inmediatas, el castigo al pesimismo subversivo y disidente de ese orden, de esa consonancia en el hundimiento feliz.

Y el tiempo transcurre, es inevitable vivir sin percibir su corrosivo trabajo sobre los mitos, y aunque no hemos llegado al fin de las eras, ni se han abierto los sellos del Apocalipsis, ahora más que nunca se nos aleja y/o complica el paraíso de la realización material soñado por la modernidad.

Al descorrerse el velo con el acceso a Internet, creímos que el destino de cierta manera nos había alcanzado. Por un momento imaginamos, al inicio con cautela, una aldea global posible, la información compartida, el intercambio horizontal entre iguales y todos los que pudieron se volcaron, encontraron y reinventaron en la red, buscaban participación, compartir el pan de los sucesos de cada día sin intermediarios y de nuevo la ilusión de estar insertados en los eventos trascendentes de los cambios históricos se apoderó de todos con fuerza, a tiempo que una tabula rasa igualaba a quienes pudieran pagarse el acceso y participar en los foros, en las salas de conversación, o sencillamente navegar por las infinitas páginas, opciones múltiples, diversidad elevada a todas sus posibilidades, sus fracciones, sus aristas. Si bien la realidad podía serle adversa a la libertad individual, tendríamos un lugar virtual para expresarnos con autenticidad y fortaleza. Ahora sí, el crecimiento de la tecnología y la capacidad de información crecía exponencialmente, su magnitud se multiplica cada vez en un menor lapso de tiempo, similar a la metástasis de células cancerígenas o a los cultivos de bacterias desde los lejanos foros, salas url, blogs hasta el presente y transitorio tejido de las imponderables redes sociales, resaltando entre ellas el Twitter.

Ahora como antes se escuchan las voces entusiastas, y una avalancha militante se hace cómplice en el manejo y uso de las herramientas; la tecnología móvil parece un remolino; vertiginosa integra todas las plataformas, los canales envejecen, se confunden los emisores con los receptores y los referentes se desdibujan impidiendo trazar el árbol de Jackobson y otros advierten que no pasa nada ahora que no haya pasado antes, sostienen que sólo hay que buscar perspectivas y diferenciar el canal, ellos sostienen que los modernistas de principios de siglo pasado manifestaban que sus nuevas estructuras eclipsaban la distancia entre emisor y receptor, que habían roto o destruido el espacio escenográfico euclidiano: profundos, homogéneos, constituidos por los planos seleccionados y manifestan: de ahora en adelante situaremos al espectador dentro del cuadro . Los modernos no concebían observar los objetos alejados, el observador se confunde con el espacio, se incorpora al espacio, se disipa el punto de vista único, todo se mueve, nada es estático. Y ahora hasta los dueños de medios de comunicación y los gobernantes, los déspotas y demócratas se trepan al cuadro de Twitter o Facebook, y simulan abandonar sus líneas editoriales omniscientes, o sostienen su bulla unidireccional -Todos somos divos, nadie sino él-. como ciertos dictadorzuelos, para cabalgar la continuidad del relato informativo, y llevarlo a estructuras de poder, manipularlo y moldearlo para que cumpla el patrón del Gatopardo, cambiar todo para que no cambie nada.

¿Y el usuario común, el ciudadano de a pie, el individuo que busca su inserción en un fenómeno trascendente y transformador?

Las opiniones están divididas, como diría Eco, hay apocalípticos e integrados. Unos sostienen que en verdad pueden construir redes y producir cambios desde la base hacia arriba, o de forma horizontal; sería una manera que revolucionaría la relación de poder y honestamente se empeñan en trabajar y en crear, por ejemplo periodismo ciudadano, contraloría social, movimientos de opinión, ONGs e incentivan movilizaciones reales como la que hiciera desde Facebook un grupo de personas en contra de las FARC. Muchos se toman su participación en estos fenómenos con la seriedad de un cruzado, a veces ni se dan espacio para el humor, temiendo restarle seriedad a un asunto tan trascendente. Otros sostienen la idea de la ilusión mutante, un nombre patético para estos tiempos de realización cibernética. Una vez acabada la euforia innovadora, aquella libertad total para la expresión, las experiencias sin límites, la cercanía y desmitificación de los íconos, la solidaridad y la sensibilidad desbocada, se hace sentir una corriente invisible, la energía normativa de algunos y la mano que mece la cuna comienza a moldear aquella fuerza intangible, a darle una forma sutil cercana al estatus quo, a conquistar algunos terrenos claves desde donde, posicionados, pontifican y resignifican la relación de poder; entonces aquel movimiento entusiasta de la libertad, anarquista en el buen sentido de la palabra, peligrosamente subversivo termina por ser arrollado y enajenado por unos actores vigilantes. Ya no suscitan desconcierto, el espacio se torna cada vez más dómito y en esa democratización de la horizontalidad, poco a poco comienzan a marcar el paso la consagración del hedonismo, la seducción autorreferencial, el morbo por los reality, el rumor compulsivo, la bulla no decodificable trocándose la necesidad comunicativa trascendente por una cada vez más irrelevante. ¿Pero es que debemos ser trascendentes en todo momento? Preguntan y repreguntan de inmediato ¿debemos ser sustantivos a cualquier costo? Y luego el exceso de información desdibuja el conocimiento, genera una ansiedad por la siguiente información, como si se tratase de una próxima dosis, los participantes de estos fenómenos comunicacionales tienen una correspondencia casi exacta a la de los corredores de las grandes casas de bolsa, el estilo de los yuppies de Wall Street, o de los jugadores de Las Vegas, al consumidor de sustancias aceleradoras, adictivas y angustiantes, los emoticones, lo tipos, los vínculos para ver el último video, el estadio compartido en casa, abrazos, compañeros, empatías y soledad vencida, entran por nuestras narices, nuestros ojos, son chutes exactos a las venas más gruesas y aparece El lugar perfecto para la sublimación.

Los In son libres de la tiranía verista, la realidad es demasiado chata y a veces imposible y se refugian en el gueto, en cantones donde abrazan códigos que terminan siendo verdades excesivamente fugaces y relativas en torno de la acción y la reacción; vanidades mutantes que no sostienen un criterio y sus valores pasan de cualitativos a cuantitativos: cuántos seguidores, cuántos Retweets, cuantos followfriday. Se cambia el reto y la incorrección por la ovación y el poder, se abusa del ingenio para seducir sin otro agregado y olvidamos seducción para un fin ulterior; embriagados de slogans vivimos el eterno presente y dejamos de ser consecuencia del pasado y no buscamos participar en función del futuro; neo narcisistas desertamos de todo en nombre de la libertad, libertad para pensar en la próxima actualización de nuestros estados en el Twitter, para posar en función de las fotos que hemos de subir al Facebook ,en la música que escuchamos para que otros sepan que escuchamos esa música; súper expuestos nos atamos al gusto de un grupo invisible y a su presión de red social: comentamos todo y lo compartimos con una multitud y a veces, no da prurito romper la fila o dejar de balar; nos volvemos demagogos, y respondemos condescendientes a esos avatares o fotos intervenidas por el photoshop que nos reclaman desde un más acá vuelto cosa. El individuo rebelde de nuevo es presa de la voluntad del grupo.

Devaluado el pasado, devaluado el futuro y sin anclaje presente, de nuevo el reto al final de la noche, o cuando al fin nos apartamos de lo que nos tiene conectados a la réplica de información ignota o del ingenio forzado a una competencia de genialidad creativa, sentido en sí mismo de todos los sentidos, avanza sobre nosotros la niebla de la resaca de la orgía de la manada virtual y nos desnuda y quedamos solos, en esa situación de la que tanto huimos desde que tuvimos conciencia de nuestra finitud, eso dicen, más solos que un reo en una mazmorra medieval, vacíos de una oración simple, coherente que nos signifique y nos afirme, somos lo que decimos ser, soy honesto; y sólo queda, la amargura de hiel que dejan las orgías del narcisismo en colectivo.

Y para concluir, sería aconsejable escuchar en estos momentos más voces disonantes (la voz de David Foster Wallace, por ejemplo) la unanimidad debería alarmarnos siempre, deberíamos escuchar voces no adecuadas sobre esas cosas importantes que nos suceden y nos seguirán sucediendo en el devenir del ascenso o el descenso de las civilizaciones.

Israel Centeno 

Comentarios (11)

sandra betancourt
15 de junio, 2010

Buenas reflexiones…pero todos no estamos en facebook,en mi caso nunca me ha gustado ese exhibicionismo, en cuanto al twitter tambièn lo utilizo tomando en cuenta a quien sigo,personas pùblicas que considero ùtiles para mi informaciòn sobre lo que nos sucede en este loco paìs, entonces creo que no deberìa generalizar,todos no somos tan snobistas,twitter es bastante democràtico, y como leer, ver tv,escuchar mùsica, creo que es de las cosas que todavìa podemos escoger hasta que @chavezcandanga nos la prohiba.Saludos

Sydney Perdomo
16 de junio, 2010

En cierta forma le otorgo algo de razón a este artículo, la mayoría de los usuarios toman estas redes sociales, no para formación e información personal o para hacer amistades sanas, sino para expresarse en su (YO exhibicionista)…Sin embargo no se trata de generalizar, pero si se realiza un conteo de este hecho de seguro la medida estaría rebasada. Claro hay que tomar en cuenta que esa gran mayoría son jovenzuelos que en su afán más púber quieren darse a conocer. En lo personal poseo tanto Facebook como Twitter, (este último recientemente) y al igual que Sandra no considero prudente el exhibicionismo en estas paginas que a la final no resultan ser muy seguras, si bien dan buenos resultados cuando consideras en hallar a alguien, pero si acaso deseas retirarte la información no es cancelada del todo por lo que te mantienes expuesto todo el tiempo, no resultando tan privado después de todo. Y si, las uso a manera de información, para mantenerme atenta de los eventos tanto culturales como políticos, disfrutando de ello mientras pueda al igual esperando que al loco no le de por quitarnos el medio informático que nos permite llegar más lejos en conocimiento global.

Saludos y respetos sinceros. 😀

luis
16 de junio, 2010

Lo mas ironico del asunto es como termina el articulo “deberíamos escuchar voces no adecuadas sobre esas cosas importantes que nos suceden y nos seguirán sucediendo en el devenir del ascenso o el descenso de las civilizaciones.

Síguenos en Twitter. Síguenos en Facebook” algo similar pero con palabras mas simple pienso cada vez que abro el twitter. jamas deja de asombrarme la cantidad de cosas que dice la gente que quiere compartir, no le basta los SNS, el MS,los e-mail. los blog tambien tienen una catarata de palabras en el twitter. y yo que veo a las personas tan simples, nunca me imagine que tenian tantas palabras por dentro

luis
16 de junio, 2010

sr Israel, le recomende este articulo a mi esposa y le dije que lo leyera, que me parecia muy bueno. ella es graduada en la universidad, pero la mitad me dijo que no entendia un coño-palabras mas o menos- y que habia perdido el hilo. para serle honesto, yo tambien tuve problemas para descifrar esa jerga lacaniana. y quizas saque una conclucion totalmente diferente a lo que usted deseaba decir, ya que no todos tenemos la cultura literaria que usted posee o por lo que veo, el promedio de las personas que leen esta pagina. Tengo un doctorado en una rama de la ciencia estoy seguro que si trato de explicar algo de mi rama con la jerga de la profesion muy pocos lograrian entender lo que digo. Creo que usted podria tratar de decir lo que piensa de manera que mas personas puedan entender su mensaje, el cual me parece importante, en medio de mi ignorancia, y que llegue a un mayor numero de personas. no todos tenemos su nivel cultural. Es solo una sugerencia surgida, de la coyuntura por mi esposa, y fue la la que me percato del problema

Sandra
17 de junio, 2010

De acuerdo con Luis, a mì tambièn me costò un poco entender cual fuè el mensaje en sì que querìa dar el sr.Israel Centeno, es escritor y bueno…usa un lenguaje un poco complicado, para decir, a ver si lo agarro que està de acuerdo con las redes sociales? o sobre las tonterìas que escriben algunos? o que son ùtiles para ciertos fines como las ONGs, entre muchas,de todas maneras gracias por ponernos a pensar y gracias a Prodavinci por publicar artìculos muchas veces muy interesantes.

Alvaro Díaz W
17 de junio, 2010

Creo que este texto no dice estar o no estar de acuerdo con nada, es una exposición, y al leerlo como tal, se deja entender. A veces no entiendo lo que escribe otra gente, eso está dentro de las cosas posibles, pero no suelo hacer generalizaciones sobre la inteligibilidad de un texto a partir de mi entendimiento, sería demasiado egoista ¿no? Recuerdo cuando mi padre me decía, no entiendo Cien años de Soledad, o no comprendo a Picaso, mi padre era un hombre muy culto, pero tenía ese derecho del consumidor de textos, el de no entender, pero ni García Marquez, en notas de prensa o en novelas, ni picaso, dejaron de expresarse como lo hacían. Entiendo que son comparaciones hiperbólicas, espero que el señor Centeno no tenga que venir a explicar que hiperbólico tiene que ver con e3xagerado. Para finalizar, creo que el señor Centeno, no está a favor o en desacuerdo con las redes sociales, el tema es otro, tanto mi esposa que es secretaria de un Banco y yo lo enendidmos.

Alonso Wellek
17 de junio, 2010

Aunque leo los artículos de Prodavinci con frecuencia, no acostumbro ingresar comentarios. Lo hago ahora porque este artículo me parece ajustado a lo que vivimos. No creo que el autor defienda nada, ningún espacio en particular. Leo (sin dificultad) que se trata de una reflexión ante la realidad que vivimos, ante las alternativas de comunicación con las que contamos y lo que significó la apertura de Internet para los humanos civilizados. Grandes expectativas que se banalizan y nos pierden en la bruma de lo que no se concreta nunca. Estamos atareadísimos haciendo casi nada. (Y Luis, si tu esposa no entendió “un coño” lo siento por ella, yo no lo diría).

luis
17 de junio, 2010

Ciertamente no entendi eso. Pense que hablaba de otra cosa. en lo personal trato de explicarle ciencia a las personas, lo he hecho con el acertijo de Mu y tambien con el teorema de godel de manera que todos entienden que significa eso, sin ambiguedades, para que todos puedan entender, como tambien sobre el boson de higg . Pero como lo dije el nivel cultural de los que leen aqui es muy alto, y todos han leido a lacan, lastima que yo tenga tan mala opinion de el, lo pueden leer aqui http://bit.ly/avDwL9 o en panfleto negro aqui http://li.co.ve/JB. Y no todos son tan inteligente como ustedes, que pueden comprender todos mis trabajos de bioquimica sin problema en especial los de las coenzimas

Carla Monasterios Regalado
19 de junio, 2010

LOs felicito por este sitio, tienen una muestra amplia de artículos de interés, variada como debe ser todo pensamiento no dogmático. Me gusta este articulo, la unanimidad mata, y la banalización de las herramientas tenológicas, pudiera, lease bien, pudiera, desvirtuar el avance que trae ; no lo vi como una crítica a Twitter o las redes sociales, sino todo más bien como un saludo y una advertencia, un alerta medio, no pesimista ni optimista. Y en verdad, he intentado ver a Lacan y no lo he encontrado, o el cultismo: Pero, como toda revista variada, cada quien tiene derecho a hacer sus interpretaciones sobre los artículos que lee, y en eso está la gracia y la virtud de esta revista, proyecto bien encaminado por diverso y, siempre rico en contenido interesante. Felicito al Sr Centeno y a la revista que le da espacio a Michell Asencio, a López Ortega, a Oscar Marcano, al escritor Abad y a los jóvenes talentos, variados en niveles de lecturas y en prpuestas. Pensamiento.

marianela díaz cardozo
20 de junio, 2010

No sé ustedes, pero yo he disfrutado mucho todo esto -texto y comentarios-

Creo que la complejidad de lo que dice Mr. Centeno no vine dada por el lenguaje que usa, sino por los niveles de inmersión que hemos tenido en todo el fenómeno de las redes sociales (llámense, blogs, tumblr, twitter, myspace, hi5, orkut, youtube, facebook, etc). Quien venga llegando de paracaidista, no creo que pueda entender del todo. Lo que vendrían siendo usuarios “pasivos”, que sólo observan, leen, revisan con pinzas y guantes, no están haciendo nada distinto a suscribirse a un boletín de noticias. La riqueza dl twitter, por ejemplo, está en combinar la posibilidad de acceder a la avalancha de informaciones “serias” y, a la vez, como dice el propio luis en su primer comentario: “nunca me imaginé que tenían tantas palabras por dentro”. Eso me parece fascinante, la posibilidad de interactuar con universos totalmente ajenos y, a la vez, tan íntimos.

Creo que no se trata de hablar de twitter, se trata de hablar de nosotros mismos, de nuestra naturaleza cuando vemos la posibilidad de que el reflector, aunque sea por un ratico, se pose sobre nosotros, nos de protagonismo en la escena.

Sandra
21 de junio, 2010

Muy lindo y cierto lo que escribiò Marianela.Serìa màs lindo todavìa que Israel Centeno nos saludara, aunque sea…,para seguir con el pequeño sueño de que somos importantes por un ratico leyendo a personas que admiramos y que son de carne y hueso,no virtuales y nos pueden mandar un gracias por leerme…:)

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