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El bono: esa poderosa ilusión

En el segundo capítulo de El triunfo del dinero, “De bonos y bonistas”, Niall Ferguson explica, con claridad que se agradece, qué es un bono, cómo funciona su rendimiento y cómo contribuye a determinar tasas de interés y precios inmobiliarios en toda la economía, además de presionar a los gobiernos con su poder como indicador de una situación nacional.

“Tras la creación del crédito por parte de los bancos”, dice Ferguson, “el nacimiento del bono fue la segunda gran revolución en la historia del dinero. Los gobiernos (y las grandes empresas) emiten bonos como una manera de tomar dinero prestado de un abanico de personas e instituciones más amplio que en el caso de que acudieran únicamente a los bancos”.

Su historia también nace en el Renacimiento, como un recurso de las burguesías para financiar sus guerras; de ahí surge el vínculo con la política que aún se mantiene. En este tema en apariencia árido hay historias fascinantes, como la del famoso barón de Rotschild, que desmiente la leyenda según la cual el banquero Nathan, el fundador de la estirpe, se enriqueció apostando sobre los resultados de la batalla de Waterloo.

Los cuentos interesantísimos sobre bonos, guerras y política se extienden a América Latina, que aprendió rápido el arte del default, ya con una gran crisis de la deuda antes de 1830. Ferguson también menciona el bloqueo contra Venezuela en 1902. El caso de la Segunda Guerra Mundial explica la relación de estos instrumentos con la hiperinflación, que siempre tiene causas políticas. Y su relato sobre la decadencia económica argentina muestra cómo descapitalizar un país.

“Todos, nos guste o no”, advierte el historiador y profesor de Harvard, “y la mayoría de nosotros ni siquiera lo sabemos, nos vemos afectados por el mercado de bonos en dos importantes aspectos. En primer lugar, una gran parte del dinero que ahorramos para nuestra vejez acaba siendo invertido en el mercado de bonos. En segundo término, debido a su enorme tamaño, y a que se considera que los grandes gobiernos son los prestatarios más fiables, es el mercado de bonos el que establece los tipos de interés a largo plazo para la economía en su conjunto. Cuando los precios de los bonos caen, los tipos de interés se disparan, con dolorosas consecuencias para todos los prestatarios”.

Niall Ferguson despeja en este capítulo la niebla que sobre la idea del bono suele hacer rebotar a los consumidores de noticias con poco conocimiento económico, cuando explica cómo funcionan y cómo afectan su entorno (o el del mundo entero). Pero no conforme con eso, recoge del pasado unas apasionantes anécdotas sobre la manera en que este trascendente invento financiero ha influido en la geopolítica del planeta. Muchas otras revelaciones como ésta vendrán en los cuatro capítulos restantes y en el epílogo de El triunfo del dinero.

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Lea la reseña del primer capítulo de El triunfo del dinero: La invención del dinero

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Para la discusión:

Imposible no pensar en las resonancias que tiene para el momento económico venezolano este capítulo sobre los bonos. Nuestro actual enredo cambiario está directamente emparentado con el uso que el gobierno venezolano le ha dado a estos instrumentos. ¿Cree el lector que en la Venezuela del presente es posible enriquecer la utilización de los bonos, racionalizarla y hacerla provechosa para toda la sociedad? Las amenazas sobre las casas de bolsa, el canal natural para negociar con bonos, saltan también a la memoria ante este tema. ¿Cómo considera el lector que las casas de bolsa pueden contribuir a la democratización del capital y a la extensión de una cultural del ahorro y la inversión?