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Manarola, Fira y Petare

Juan Nagel sobre la transformación de los barrios

Por Juan Nagel | 26 de mayo, 2010

Hace unos días, mi padre, remitente compulsivo de e-mails, me mandó una presentación de Power Point con fotos de pueblos famosos ubicados en precipicios.  Mientras veía desfilar las imágenes de Ronda, Bonifacio, Manarola y Fira, pensé …¿por qué no puede aparecer Antímano?

Los que tenemos la audacia de imaginar una Caracas desarrollada, capital de una Venezuela del primer mundo, nos preguntamos qué destino le aguarda a los barrios de Caracas.  Nuestra visión de desarrollo, ¿necesariamente incluye un verde cerro cubierto de árboles donde ahora vemos los ranchos de Petare? ¿O será que hay otras opciones?

Ante esta pregunta, es útil recordar que esos pueblitos de Europa no siempre fueron los pintorescos lugares que vemos hoy, llenos de galerías de arte, cafés, adolescentes alemanes y parejas inglesas buscando un poquito de sol.

Manarola y los demás pueblos costeros de la Riviera Italiana fueron, por siglos, refugios de piratas y tratantes de esclavos.  Fira, el pueblo más grande de la isla griega de Santorini, sufrió invasiones de turcos y embates de la naturaleza como terremotos y explosiones volcánicas.  Por cientos de años estas comunidades no tuvieron agua potable ni luz, sufrían de múltiples enfermedades sus escuelas eran malas y pocas, no había seguridad ni empleo.

En resúmen, su situación era peor que la de Petare o Antímano hoy. Sin embargo, la superaron.

La pregunta que hay que hacerse es cómo hacer esa transición. Un paso necesario, mas no suficiente, es el de garantizar los derechos de propiedad.

El libro “El Misterio del Capital” de Hernando de Soto trata acerca de la enorme cantidad de capital “escondido” en los barrios pobres del tercer mundo, esperando ver la luz de la formalidad.  La formalización de ese capital tiene el potencial de transformar sociedades, siempre que se haga respetando las costumbres locales y tomando en cuenta los derechos de propiedad “informales” ya aceptados.

De Soto enfatiza que para destapar el capital escondido, hay que trabajar sobre lo que hay.  En vez del Estado plantearse la tarea imposible de encargarse del mejoramiento de barrios de forma directa, debería crear las condiciones para que el capital ya existente “vea la luz.”

Supongamos que quisiéramos que un asentamiento como El Limón, en la vía al aeropuerto, se formalizase. A grandes rasgos, la gente del barrio sabe quién es dueño de qué, lo que no tienen son los papeles para demostrarlo.  Es probable que la gente de El Limón haya ideado una manera de solucionar sus conflictos de propiedad, y que ésta mas o menos funcione.

Un enfoque que ignore la realidad de El Limón tendería a fracasar, ya que haría tan costosa la resolución de los conflictos entre lo que dice la Ley y la realidad del barrio, que pocas personas formalizarían sus títulos.

Además del respeto a la realidad local, hace falta crear las condiciones legales que aseguren que los arreglos institucionales serán respetados, y que los conflictos sobre titularidad serán dirimidos de manera pronta y justa por una autoridad accesible.

Esto no implica una visión minimalista del Estado.  Nuestros barrios carecen de infraestructura básica, escuelas, parques, y medios de transporte.  El Estado debe solucionar las fallas de mercado que hacen que esos bienes no existan, ya sea proporcionándolos directamente o trabajando para eliminar las externalidades que impiden que florezcan.

Este proceso terminará generando capital necesario para mejorar la calidad de vida.  Por ejemplo, los dueños de sus propias casas estarían más dispuestos a mejorar sus viviendas, haciéndolas más estables y mejorando su apariencia física.  Podrían incluso hipotecarlas para obtener créditos para armar negocios.  Por otra parte, tendrían más incentivo para presionar por la seguridad, ya que el valor de su vivienda dependería en parte de ello.

Un barrio titularizado estaría mucho mejor posicionado para mejorar sus condiciones de vida. Los municipios y el gobierno nacional podrían comenzar a cobrar impuestos, tanto derechos de frente como impuestos por transacciones de compra-venta, los cuales se revertirían en el mismo barrio. Las comunidades podrían promover el establecimiento de zonas comerciales que generen empleo e impuestos locales.

Esos pueblitos europeos hicieron esa transición, y llegaron a ser lo que son gracias a que los derechos de propiedad fueron establecidos.  Mal que mal, las casitas blancas de Fira no fueron pintadas así por el gobierno griego –fueron los vecinos los que, sabiéndose dueños de sus casas, decidieron hacer de su comunidad un polo turístico único en el mundo.

Es hora de que los pobres de nuestros barrios tengan el mismo chance.

Juan Nagel 

Comentarios (10)

Leonardo Durán
26 de mayo, 2010

Este es sencillamente uno de los retos más importantes que debemos afrontar para reducir la inseguridad y cambiarle la cara a la capital. Estoy seguro que hay propuestas arquitectónicas que se podrían llevar a cabo para hacer el cambio posible. ¡¡¡Gracias al Sr. Juan Nagel por tocar el tema!!! 🙂

Jorge Supelano
27 de mayo, 2010

El problema mas importante e inmediato en este sentido es frenar la proliferación acelerada que estan teniendo los ranchos hoy en día. Obviamente debe ir ligado al desarrollo económico del país. Mucho mas difícil de lo que se dice dado el panorama actual de expropiaciones y ataque al sector privado.

Juan Nagel
27 de mayo, 2010

Gracias por los comentarios. El tema de los incentivos a crear nuevos ranchos no es menor. Sin embargo, creo que la formalizacion de los barrios ya establecidos no van a acelerar la creacion de nuevos barrios, y cualquier legislacion podria establecer un limite al tipo de viviendas que pueden ser formalizadas con el nuevo sistema.

alexandre D. Buvat
27 de mayo, 2010

Aún hoy, al sur de italia. o en córcega y cerdeña, hay pueblos con casas distintas al rancho pues las estaciones no lo permiten, pero a lo lejos se ven hemosas, blancas y amarillas, pero de cerca sus calles sucias, la violencia, olor a orine, sin suficiente agua potable, etc. Ancladas entre el medioevo y algo de la modernidad. Si desde años atrás hasta hoy, uno bordea Margarita, se verán caseríos ordenados de casas blancas (parecen grecia se dirán algunos) Esas casas poseen mas servicios que las del sur de italia. No hay títulos de propiedad, pero cada quien sabe que esta es la casa de juan, aquella la de pedro y así cada quie tiene lo suyo. Igual pasa en aquellas comunidades costeras de europa, canarias y alguns de las costas africanas. El único factor común en todas ellas es que a través del tiempo, no se sintieron necesitadas de la migración rural – urbana, pues con solidaridad, la magia colectiva y la pesca y otras actividades sobrevivían. Asi pues, que cabe una reflexión. ¿no será mas adecuado el SENTIDO DE PERTENENCIA a una comunidad, que el otorgar títulos de propiedad a los ocupantes de un área con habitantes y “dueños” que esperan todo del Estado, o de la Providencia, o en suma, de algo “Superior” mas alla de la solidaridad y responsabilidad propia, digna de popblaciones nómadas y sin habitat consolidado. Es muy larga la reflexión pero la considero útil. Perdonen lo extenso

Julieta
27 de mayo, 2010

Quiero compartir esto http://www.theplaceswelive.com/

Juan Nagel
28 de mayo, 2010

Julieta, Gracias por el link, esta increible.

Alek Boyd
28 de mayo, 2010

Los que tenemos la audacia de imaginar una Caracas desarrollada, capital de una Venezuela del primer mundo…

Audacia Juan? Yo diria los que creen en utopias…

Juan Nagel
28 de mayo, 2010

Que te puedo decir, Alek? Aun no sucumbo ante el pesimismo, o la realidad.

Sydney Perdomo
28 de mayo, 2010

Seria un reto grandísimo el hacer que nuestra gente de los barrios lograra concientizar este hecho; la mayoría tiene tanto miedo al cambio, que no se atreven hacer por más y la problemática gubernamental no ayuda mucho…La fe en una calidad de vida mejor la han perdido, estuvieron tan esperanzados por tanto tiempo creyendo que les ayudarían que ni siquiera el poder de la naturaleza ha logrado alejarles de las raíces de sus viviendas , y francamente, el gobierno cree que expropiando a otros (en vez de otorgarles campos de trabajo y lugares decentes para vivir a esta gente, que se pudiese desarrollar una economía relativamente eficiente a partir de ello) lograra ese empuje total a favor del pueblo. Si me encantaría ver a mis barrios tan flamantes como lo es Santorini pero si no se educa la mentalidad de la población en primer lugar, es lamentable pero veo lejano ese cambio.

Saludos y mis respetos sinceros. 🙂

Sydney Perdomo
28 de mayo, 2010

Julieta: Gracias por compartir con nosotros este link. Es impresionante, y más aún cuando está nuestro país marcado en ese mapa. Te hace sentar en la realidad de golpe.

Saludos y mis respetos sinceros. 😀

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