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Política y medios en la era de la internet

Según las cuentas del periodista Carlos García de hace una semana, sumados Mockus y Fajardo tenían más de 300 mil fanáticos en Facebook y más de 20 mil seguidores en Twitter. Gustavo Petro le sigue con más de 80 mil personas anotadas a sus páginas de Facebook, Juan Manuel Santos con casi 40 mil y en seguida los demás candidatos.

Por María Teresa Ronderos | 30 de abril, 2010

Además hay miles de blogs, videos, caricaturas, fotos y textos emocionados sobre la actual campaña presidencial colombiana fluyendo por la red y todo tipo de herramientas que les permiten a los navegantes contagiar a otros su entusiasmo. Cada quien difunde lo que le venga en gana, desde información con buen respaldo en los hechos, y humor fino, hasta manipulación, juegos animados violentos e insultos de mal gusto.

Hace ocho años en Corea del Sur, entonces uno de los países con la mayor penetración de internet del mundo, el activismo en la red del grupo Rohsamo (gente que ama a Roh) y el nuevo medio digital Oh my news y sus reporteros ciudadanos fueron clave en el triunfo electoral del novato Roh Moo Hyun, visto por los jóvenes como un tipo antiestablecimiento. Y en Estados Unidos, millones en la red, desafiando el racismo consuetudinario, financiaron y ayudaron a elegir a Barack Obama.

Nunca había sido puesto a prueba, en todo el mundo y de manera tan radical, aquel postulado del filósofo inglés del siglo XVII, John Milton, que sirve de espina dorsal de la libertad de expresión en las democracias: que para que el individuo pueda usar su razón para distinguir entre el bien y el mal, debe tener un acceso ilimitado a las ideas de sus congéneres en un encuentro libre y abierto. La revolución de la internet hace esto posible literalmente por primera vez en la historia.

No estamos simplemente ante un medio de comunicación más, sino que cambió la forma como los seres humanos nos comunicamos. Si antes sólo aquellos con el capital y el poder para fundar medios podían llegar al mundo con sus mensajes, ahora cualquiera puede hacerse escuchar al otro lado del planeta de inmediato.

Por eso internet nos mueve el piso a políticos y periodistas. Los primeros triunfan si son capaces de convencer a los votantes de  que sus ideas son buenas y verdaderas y los segundos éramos indispensables para que ellos llegaran al público. Ya no. Ahora si alguien quiere saber lo último que dijo su candidato, lo recibe instantáneamente y en original en su Twitter o haciendo una simple búsqueda en Google.

Como lo dijeron Jean Francois Fogel y Bruno Patiño en su ya clásico libro sobre el tema, la información ya no está más jerarquizada y centralizada por nosotros; ya no tenemos audiencias pasivas, sino que debemos aprender a convivir con ellas, los dos desde el asfalto.

Eso nos implica devolver el oficio periodístico a su esencia, a la razón misma de por qué la democracia nos ha concedido el privilegio de informarla. Más que nunca nuestra supervivencia está en que podamos vigilar el poder con atención, buscar la información que los políticos no cuentan en sus páginas y explicar aquello que es difícil.

Algunos dirán, confiados, que aquí donde todo llega tarde, todavía falta mucho para esto, que el poder de dar y controlar la información seguirá en nuestras manos por muchos años. Pero el solo ejemplo de lo que estamos viendo en estos meses de campaña, y la conmoción que está causando la pasión de los internautas en indiferentes y desesperanzados, indican lo contrario.

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Foto: luc legay

María Teresa Ronderos 

Comentarios (2)

Savi Vila
1 de mayo, 2010

Hace muchos años (1992) entrevistaron al editor de New York Times, personaje nada adicto a las entrevistas. “Cual es la misión de el NYT finalmente?” Saber hacia dónde vá el mundo y decirlo antes” Esta respuesta siempre me cautivó. Hoy para el NYT este ambiente de un mundo “más instantáneo” y “más pertinente” para el todos ( si disponemos de la tecnología y aplicaciones apropiadas para ello) hace que nos formemos ( y brindemos ) una figuración del mundo mucho más enriquecida y matizada. Mucho más volumen y más fuentes disponibles. Para periodistas una ventaja importante y para los políticos también. Para los últimos, más exposición y para los primeros más fuentes para digerir, interpretar y comunicar.

La densidad y la profundidad han cambiado. Para las agencias como Reuters, por ejemplo es una oportunidad importante. Y para el usuario común también. La oportunidad de dar a conocer algo importante es para todos. En 1997 por ejemplo, la posible causa de la crísis asiática fué descrita por la entonces muy limitada “página Web” ( como todavía hoy se les llama) de un Economista. El lo supo por el inusitado tráfico en su Web Site. Y el mundo periodístico lo dió a conocer. Rupert Murdoch al Press Club en 2003 les dijo que toda la prensa era como un “inmigrante digital”. Poco después se hizo de MySpace.

Facebook y twitter han compactado al mundo de alguna manera. Porque el mundo “está allí”. Para autores como el físico, Jose Ali Vivas, en 2002 en un evento en el CIED de Comercio Inertnacional decía: ” La emergencia de el Sexto Continente hace que las naciones envejezcan. Hoy estamos desde donde nos comunicamos. El antiguo cyberspace dá paso a lo que ahora se llaman social networks que empiezan a conformar comunidades más pobladas que países de mediano tamaño. El Sexto Continente es instantáneo, personalizado y habilitable de oportunidades tanto como uno quiera…”

Ya algunos llegan a decir que la privacidad en la “era de facebook” está siendo abolida. El gran mediador es Internet.

Saludos,

Savi Vila

Sergio
13 de mayo, 2010

Solo un apunte, lo que el postulado miltoniano indica “que para que el individuo pueda usar su razón para distinguir entre el bien y el mal, debe tener un acceso ilimitado a las ideas de sus congéneres en un encuentro libre y abierto” realmente se alcanza o si simplemente reproducimos en la Internet las mismas virtudes y defecto que anulan la libre expresión para alcanzar el razonamiento que conduce por senderos de equidad y libertad?

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