Actualidad

Los peluqueros de Cuba

Héctor Abad Faciolince: La izquierda de nuestro continente estuvo muy ocupada esta semana hablando del pelo.

Por Héctor Abad Faciolince | 26 de abril, 2010

Sin improvisar, leyendo un discurso escrito, sostuvo Evo Morales: “La calvicie es resultado de comer alimentos transgénicos. Estoy casi seguro, espero no equivocarme: de aquí a cincuenta años todo el mundo será calvo”. Habrá que estudiar los transgénicos que se comían Sócrates y Julio César. Pero al menos ya sabemos por qué era calvo Lenin y por qué se está quedando calvo Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua: de comer porquerías. En cuanto a sus predicciones Evo está en buena compañía pues hace ya un siglo el muy calvo escritor Gabriele D’Annunzio pronosticó: “La belleza futura será calva”. Y su profecía se ha cumplido, al menos en lo que tiene que ver con el vello púbico de las muchachitas.

Pero lo que ocurrió en Cuba es mucho más importante que lo que pasó en la inauguración de la Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático. Resulta que Raúl Castro, en sordina y casi con vergüenza, acaba de legalizar las peluquerías. Su hermano Fidel, en 1968, y al constatar que los peluqueros privados se estaban enriqueciendo gracias al pelo del sufrido pueblo cubano, expropió todos los salones de belleza y fundó las “Peluquerías del Pueblo”, en donde cualquier cubano debía ser motilado gratis por peluqueros públicos. A estos peluqueros, hasta la semana pasada, se les pagaba el equivalente a 20 dólares mensuales y los cubanos, previa cita, podían ir allí a peluquearse. Ni les digo el ánimo con que estos peluqueros oficiales trataban a sus clientes; muestran más entusiasmo los barberos encargados de rapar a los presos en las cárceles.

Los dos ejemplos anteriores, que parecen banales, son típicos de la teoría y la práctica de la izquierda latinoamericana. La maldad del Imperio está en la Coca Cola (buena para destapar cañerías, según Evo), en la propiedad privada y en la ilusión de la ganancia. Mockus para la izquierda colombiana, por ejemplo, es “neoliberal” porque no supone, a priori, que todo funciona mejor si es propiedad del Estado. Como se propone destinar a la educación un porcentaje de la venta de empresas estatales, entonces es un perverso neoliberal, como si una función primordial del Estado —antes que ser empresario petrolero— no fuera conceder educación de calidad a todos los ciudadanos.

La izquierda local y la del vecindario están haciendo todo lo posible por ayudar a la desmoralizada campaña de Juan Manuel Santos. Primero, Chávez lo ataca, erigiéndolo en víctima. Pero ya se sabe, el presidente de Venezuela es más incapaz que Evo de quedarse callado. Chávez es el rey de la verborrea. Además se gasta en Rusia el equivalente a dos líneas de metro, en armas que no necesita. Y no las necesita porque Colombia no va a invadir Venezuela y si Obama decidiera invadirla —cosa que no hará— esos aviones y helicópteros no se lo impedirían. Eso es la izquierda continental también: armamentismo ridículo.

Si Mockus, más pragmático, sostiene que Colombia no necesita rearmarse pues ante un plan expansionista armado de Venezuela el problema sería compartido con Estados Unidos, entonces se lo acusa de vendepatria. No es vendepatria el que nos fortalece en lo importante: educación, salud, dignidad, carreteras, ética ciudadana. Pero la izquierda ama lo simbólico: luchar contra la Coca Cola, quemar banderas de bandas y estrellas, afirmar que los europeos son feos y calvos y los indios peludos y bonitos, chillar contra la inminente invasión del imperialismo.

La izquierda perderá con Mockus —y también la derecha— porque la gente no es tonta: queremos la libertad de poder fundar pequeñas o grandes empresas libremente. No nos parece indecente que alguien, si tiene el mérito, se pueda enriquecer. Y queremos la libertad de no dedicarnos a armarnos, por una supuesta dignidad nacional, sino a educarnos, para poder crecer en lo que de verdad es importante. Mockus es el centro sensato. No es el rojo de Chávez ni el azul de Santos: es verde. Verde como Colombia: el país más verde de la Tierra.

*******

Fuente: El Espectador

Foto: orianomada

Héctor Abad Faciolince 

Comentarios (3)

Juvenal Freites
27 de abril, 2010

Es una cronica deliciosa. Disfrutenla.

henryfb
27 de abril, 2010

buena esa… Si chavez quisiera que un candidato perdiera las elecciones en Colombia, solo tiene que atacar al contrario. Gracias a Chavez Uribe se mantuvo tan alto en las encuestas, tanto es asi que ya cuando chavez no lo molestaba, creo que un subalterno le recordaba, “epale patron, hable de chavez que estamos bajando” inmeditamente el arrancaba con un “sea Baron!!!!”, pienso qie quizas ellos tienen unos pactos secretos, igual a Bush, cada vez que lo llamaba demonio, le hacia mas suave la caida del peor gobierno hecho en toda la historia republicana, cada vez que subia el petroleo, las arcas venezolanas subian y el bolsillo de Bush tambien, empresario petrolero toda la vida, de eso trabaja su familia y su padre el ex presidente, ahorta es asesor del “rey” (o como se llame) de arabia saudita… la politica es sucia y extraña

Emma Delgado
4 de mayo, 2010

Excelente artículo, los felicito.

Envíenos su comentario

Política de comentarios

Usted es el único responsable del comentario que realice en esta página. No se permitirán comentarios que contengan ofensas, insultos, ataques a terceros, lenguaje inapropiado o con contenido discriminatorio. Tampoco se permitirán comentarios que no estén relacionados con el tema del artículo. La intención de Prodavinci es promover el diálogo constructivo.