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Abuelito dime tú

Al pasado hay que escucharlo de cerca, pegarle el oído a su canto, reconocer sus voces pero sobre todo, llevarle el ritmo a tiempo presente. Es importante saber de dónde venimos. Para eso, vale hacer una retrospectiva en busca de nuestros ancestros que nos ayude además a entender un poco el mundo musical sobre el que Venezuela echa sus raíces. Escudriñar, pues, nuestro “ADN” musical. Para entender el presente, no olvidemos, hay que dar una vista al pasado.

Hay aspectos tangibles en nuestros géneros musicales que vale la pena observar. Tenemos un lenguaje diferente al occidental, dado que somos una cultura mestiza. Quizá por esto vemos diferente al mundo, consecuencia de nuestras fusiones, confusiones y afines.

Allá en las Indias hay una mora

Somos el resultado de un proceso intenso de mestizaje y multiculturalidad entre tres razas. Vayamos por partes. El sur de España fue dominado durante más de diez siglos por los moros, ya por ahí hay un poco de “falafel en nuestra sangre”. Mucha gente no sabe toda la influencia árabe que tenemos en nuestra cultura, por ejemplo: nuestro furruco viene del instrumento árabe llamado “zambomba” o que nuestra bandola viene de otro instrumento árabe llamado “bandur”. De igual manera, los judíos sefardíes aportaron mucho a la cultura del medioevo español y dejaron un legado musical interesantísimo antes de ser expulsados en el siglo XVI de España. Canciones como “Paseábase el rey moro”, “Una matica de ruda” o “La sirena”, que tiene la misma estructura del polo, por ser parte del cancionero popular de la España, llegaron a estas tierras con los conquistadores. Heredamos también el arpa criolla, instrumento diatónico (hecho con puras notas naturales, como un piano, solo con las teclas blancas), sin duda descendiente del arpa Celta, pueblo que vivió en el norte de España, toda Galicia era Celta.

La herencia invisible

Mucha gente no tiene idea de las etnias que caben en Venezuela, que van desde la Caribe, la Jira-jara, Arawak, Timoto-Cuica, Caquetía , Pemona, Yanomami, etc. Muchos de nuestros cantos de trabajo como las tonadas de ordeño vienen de este linaje, por supuesto sincretizados con cantos de pastores españoles y otras cosas. La maraca, y esa fuerza orgánica que se desprende del modo en que se toca en estas tierras, nos viene de nuestros ancestros indígenas, de quienes sabemos muy poco al haber sido su cultura aniquilada luego de la conquista. Pero a pesar de todo, algunos cronistas y la tradición oral se encargaron de recoger informaciones que son útiles para entender lo que hoy en día es nuestra música y ese elemento sincrético de esta raíz indígena.

A pesar del etnocidio cometido, esta raíz continua viva, aunque invisible como parte de ese pasticho que somos, o dicho de una forma más criolla: del sancocho cruzado que somos: un ingrediente es tan clave como el otro para lograr el sabor a punto. Curioso: el que se deshace, el ingrediente que no se ve, es a veces el que pone la sazón.

¿Quién ha visto negro como yo?

Nuestra música no sería lo que es sin el aporte que nos dieron los ancestros africanos. Aunque ya hay referencias en el siglo XVI de esclavos en Venezuela, no es sino hasta mediados del siglo XVII que se empieza a traer un contingente considerable a nuestras tierras. Estos hombres de ébano llegaron producto de la Ley de Indias que propiciara fray Bartolomé de las Casas en 1542 y que fue aprobada por Carlos V de España “el hijo de Juana, la loca”. Dicha ley contenía artículos que regulaban la actividad política y comercial en las Indias, pero el que nos incumbe es  el que establecía que los indios no podían hacer trabajos fuertes y eran considerados menores de edad así fueran mas viejos que Matusalén. Por otra parte, nuestros ancestros indígenas eran demasiado guerreros por lo que la conquista en Venezuela fue más larga que en otros países. Por ello todavía en la época de la independencia había regiones en donde nuestros indios guerreaban a cualquier invasor de sus territorios. Consecuencia de esta ley, y del carácter indómito de nuestros indios que no podían servir como esclavos, muchas haciendas y fundos se quedaron sin mano de obra calificada por lo que tuvieron que traer a los africanos (por razones diferentes a Brasil, donde los indios se refugiaron en la selva o en las Antillas donde no dejaron un indio vivo ni siquiera a los indiocumentados).

Llegaron de las zonas del Congo, Guinea Occidental, Angola, Senegal, Nigeria, las Antillas Caribeñas y de Brasil. En este último país principalmente vinieron de Salvador de Bahía, ciudad que se convirtió en centro de distribución de esclavos para todo el continente americano. Eso marca una gran diferencia con el sur de Brasil, Cuba o Haití donde la mayoría de los africanos que llegaron eran de la cultura Yoruba.

Dadas las diferencias culturales, nuestros ancestros africanos ni siquiera tenían una lengua común. En nuestro país, la cultura Bantú, la Yoruba y la de los Congos, entre otras, se unieron para crear una nueva mezcla africana alimentada por muchos pueblos. También se mezcló la cultura francesa proveniente de los esclavos que venían de Haití, otro centro de distribución. Lo que se armó acá fue una real merienda de negros y quizás lo interesante es que África se adentró en el Caribe y lo hizo suyo.

Ligando sabores

Nuestros conquistadores fueron, en su mayoría, hombres. Díganme  ¿qué mujer que se respetara en esa época se calaba un viaje de tres meses en barco a un destino incierto y sin esperanzas de volver con vida? Ni siquiera Juana, la loca que era reina de España, se aventuró por estas tierras. Por eso, apenas se bajaban del barco, nuestros galanes ibéricos empezaron a conquistar a las indias en el sentido literal y allí empieza, según Francisco Herrera Luque, nuestro mestizaje.

Con la venida de los africanos comienza otro tipo de mezcla, dado que, según la Ley de Indias, el vientre era libre, así que muchas nativas tuvieron sus cositas con esclavos negros pariendo así a los zambos. También Herrera Luque habla de que los españoles no perdonaban a nadie, por eso los amos de las haciendas empezaron a tener hijos con sus esclavas.

Esto hizo que los “amos” fuesen dueños de sus propios hermanos, sobrinos, hijos o nietos quienes, a su vez, se buscaban una mujer india para que sus hijos fueran libres y los hijos de éstas, además, procuraban mejorar la raza con una mestiza para luego buscar un holandés, inglés o alemán de los que vinieron a trabajar con el comercio en nuestras tierras.  Que después a los hijos de estos les encantaba “mi color” y no podían ver ni una negrita ni un negrito . De pana y todo, que enredo.

Resumiendo, nos mezclamos así como el café con las diversas variedades que van desde un tetero, un guayoyo, un con leche o un marrón ya sea claro u oscuro. Además existía toda una clasificación genética dependiendo de quien eras hijo, nieto, o bisnieto. Esta clasificación iba desde el mulato  (mezcla  de negro con blanco), cuarterón (hijo de mulata y blanco o viceversa), Zambo (mezcla de negro con indio), hasta llegar a los criollos (de todo un poco). Ya para la época de la independencia éramos una cultura mezclada, es como una especie de globalización hecha hace cuatrocientos años.

La otra historia

Hay una parte de esta historia que es muy triste. Mucha gente desconoce que sólo en el trayecto de África al continente americano murió cerca del 20% de los esclavos que venían en los barcos, otro alto porcentaje moría de enfermedades y los otros del maltrato de los amos . Por otro lado, con la llegada del mundo occidental vinieron también los gérmenes, los virus como la gripe, así como el caballo, el arcabuz, las misiones religiosas, el fanatismo con la cruz, etc. Me permito una anécdota en referencia a esto último. Cuando Pizarro capturó al Inca Atagualpa (Inca era un titulo que se le daba al rey de la tribu, que además debía ser el mejor en todo, desde el más preparado físicamente hasta el más inteligente) le pidió que se arrodillara ante la cruz.  Atagualpa preguntó porqué se tenía que arrodillar ante un trozo de madera. Pizarro le respondió: “es que ese es nuestro dios”. A lo que Atagualpa con mucha inteligencia contestó: “Que lastima que la imagen que tú tienes de tu dios es un trozo de madera simple, de todas maneras es posible que tu dios y mi dios sean el mismo pero lo llamamos de forma diferente”.

Durante los primeros doscientos años de la conquista, más de la mitad de nuestros abuelos indios y la mitad también de nuestros abuelos africanos pasaron a mejor vida. Revisando las cosas y haciendo un balance de nuestras realidades somos herederos del  etnocidio más grande de la historia.

Más ligaditos

En la música vemos que se dio ese sincretismo en elementos como el arpa Tuyera. Hay quienes dicen que los negros imitando el sonido del clavecín crearon esta arpa de cuerdas de metal. Por otro lado, hay quienes afirman que esta arpa es heredera del Cora africano. Yo en lo personal creo que hay una mezcla y que la verdad está en el medio. Lo cierto es que la música de los valles del Tuy tiene una clara influencia del barroco, aderezado por el elemento rítmico fascinante de ese genero, en donde las cuerdas del bajo hacen unas figuras muy complicadas como dirían los jazzistas “out of the blue”. Además, con ese elemento indígena de las maracas. Estas mezclas y el análisis de donde vienen me resulta sencillamente fascinante, ejemplos transformación  y del intercambio cultural.

San Juan to´lo tiene

Otro aspecto interesante en esta confusión creada a partir de la conquista es la religión, la cultura y aquello de las “buenas costumbres”. Primero, nuestros ancestros españoles no “comían nada” y no perdonaban a ninguna india o negrita, o lo que fuera, a diferencia de la cultura anglicana que dominó el norte del continente en donde fueron más puritanos. En este respecto y además para ser justos los “Pillgrims” vinieron con todas su familias, mientras cuando llegaron los españoles, estos llegaron como el barbarazo que arrasó con todo.

Por otro lado, y de forma muy inteligente, tanto nuestros ancestros indígenas como africanos decidieron ponerle nombres de santos católicos a sus deidades, creando un nuevo espacio para la interacción, mezclándose todo este patuque genético y cultural.

Al tener santos la religión católica, los nombres de nuestros dioses indios y negros pasaron a llamarse San Juan, San Pedro, San Antonio, San Benito; se ven iglesias católicas recibiendo a los “diablos” en honor a Corpus Christi en Yare, Todasana, Chuao, Ocumare o Canoabo. Festividades como las locaínas, carnaval, semana santa, pasaron a ser una cosa diferente de lo que eran estas festividades en la España de nuestros conquistadores. Nombres como el Tamunangue pasa de ser parte de un rito africano con el tambor tamunango, a ser una festividad católica en honor a San Antonio. En la música, sin embargo, es donde creo que fue más evidente todo este sincretismo y lo vemos en ejemplos como el antes mencionado del tamunangue, el joropo tuyero y en la música dedicada a San Juan Bautista o San Benito.

Es muy interesante ver como la música puede afectar sociológicamente a una cultura y como la religión se hace cómplice de ese intercambio. Vamos a ver que pasó en otros sitios como en el hemisferio norte. Al no tener santos, la cultura anglicana castró uno de los elementos fundamentales de la cultura afro: el tambor. Lo tenían prohibido. De esta forma vemos como al blues, que es la música negra de los Estados Unidos, le falta un elemento sumamente africano como lo es el tambor. En la única parte en la que había tambores era en Louisiana , colonia francesa, y tenían como nosotros un sincretismo cultural como el canto de todos los santos. De ese intercambio musical-cultural-religioso, vienen el ragtime, el dixieland, el jazz y hasta el rock.

Muestras de un intercambio

El intercambio cultural es algo que está presente y que no se ha podido desechar desde el principio de los tiempos. Antes del descubrimiento de nuestro continente había un intercambio cultural fascinante a lo largo de la ruta de la seda, que iba desde La India, China hasta España o Portugal, pasando por Europa Oriental, el norte de África, etc. Los gitanos, por ejemplo, son herederos de esa ruta, salen desde el norte de la India hasta llegar a España y de allí algunos aprovechaban y saltaban al nuevo continente. Cuando se fundó Venezuela, su nombre fue Nueva Andalucía (luego, sólo los llanos se quedaron con ese nombre). Muchos de nuestros colonos eran del sur de España,  trayendo con su cultura, su música. Luego empiezan las mezclas que se dieron en todo el continente. Hay un dios africano llamado Saravá. En Cuba, en su honor, empezaron a bailar una danza que tenía la fama de ser erótica. Esta danza cuando llegó a las cortes de Europa, se empezó a llamar “Zarabanda”, aprovechada por compositores como Bach.

Otro ejemplo. En la Europa de nuestros conquistadores era muy popular una danza de origen celta llamada Country Dance. Una vez en América se empezó a llamar contradanza, que luego se transformó en la Habanera. Un compositor como Bizet la utilizó en su opera Carmen y esta a su vez influenció un género que se empezó a bailar en Francia en sitios de dudosa reputación (literalmente): el Tango. Se estrena en el sur de nuestro continente pasando a ser la música más conocida de Uruguay y Argentina. Creo que ya estoy mareado con tanta vuelta. Como verán, es fascinante todo el intercambio cultural que se dio y sigue dándose.

Un color de trópico

Tenemos en la música toda una paleta de colores generada por el mestizaje. Pertenecemos a una cultura alegre, hermosa, tropical, que nos diferencia sin duda de ese mundo segregado racialmente. En nuestra música tenemos esa herencia de los ancestros que es tan ecléctica y rica como nuestros paisajes. Por eso, insisto, hay que conocer ese pasado para encontrarnos. En resumen, estamos más mezclados que masa de torta. Para mí, lo bonito es lo que se ha generado producto de este intercambio, creando estilos y formas musicales únicas, especiales, particulares que nos hacen tener un lenguaje musical propio con identidad y personalidad propia. Somos una nueva cultura producto de este collage étnico.

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La herencia andaluza primero con la música de Marruecos , que pasa a Andalucía a las Canarias y luego a Venezuela

Música de Marruecos  casi como una gaita zuliana.

http://www.youtube.com/watch?v=Nv-TrvU4_FY

La herencia árabe en la música andaluza  Moraito y José Mercé Malagueña Flamenca

La Herencia andaluza en las Canarias
Malagueñas Canarias

http://www.youtube.com/watch?v=4Ob4L1HYZC8&feature=related

Herencia Andaluza/Canaria en la música del oriente Venezolano

Fulía de la cruz de mayo con Mariah Rodríguez

Polo (dos titanes)

Inluencias del oud en la musica llanera

Farid Atrash Taqasim-Rabee3

Moises Torrealba y la bandola llanera

Cantos de Ordeño de herencia indígena/hispánica

Tonadas de ordeño de Antonio Estévez cantada por Soledad Bravo.

África se mezcla y nace una nueva raza africana en Venezuela.

Chimbangles con campana

Santos de Sirena y Tambor de Caraballeda , Un solo Pueblo

http://www.youtube.com/watch?v=O9ECUyDIRoQ&feature=related