Artes

Páginas suicidas

Sobre mujeres y hombres de letras que han decidido quitarse la vida

Por Luis Guillermo Franquiz | 27 de febrero, 2010

Uno no puede evitar preguntarse, al tropezar con tantos escritores suicidas, si existe una relación estrecha entre este acto de evasión y la creación literaria, pero creo que se trata de otra interrogante estéril dentro del mundo interior de cada escritor, de cada artista atormentado, ya sea por su vida o por sus propios escritos. De cualquier forma, es un tema que ha suscitado no pocas investigaciones al respecto, porque en algún momento se planteó que la genialidad artística significaba un tipo de desequilibrio mental; pero se trata de una de tantas teorías ya analizadas y dejadas en el camino de la especulación.

Cuando cada escritor se sincera con su arte, con su mundo interior, ¿acaso no consigue abrir puertas que usualmente permanecen cerradas para los demás? En los momentos de exquisita soledad, mientras acierta el momento justo de la inspiración, ¿no alcanza a escuchar voces, a repetirlas dentro de su cabeza, oyendo los diferentes tonos entre cada personaje? ¿No es corriente también crear escenarios fantásticos? ¿Mundos ajenos, irreales? ¿Significa esto un tipo de esquizofrenia, de locura temporal? Algunas veces pienso que se tiene a mano un juego de llaves mágicas para entrar y salir de la irrealidad a conveniencia. Otras veces creo que puede haber cierto grado de bipolaridad implícita, porque no se puede dejar de lado la facilidad para desdoblarse y convertirse en otro, en otros, y el escritor agradece esta peculiaridad de poseer múltiples personalidades dentro del papel, cruzar líneas imaginarias para dejar de ser él/ella y deambular en zapatos ajenos. Pero ¿se trata de una línea difusa, delicada, frágil?

No lo sé. Y la verdad es que no estoy seguro de querer hallar la respuesta. Entiendo que algunos escritores no logran diferenciar un espacio del otro, se quedan en medio, como almas penitentes en un limbo literario; de allí que muchos de ellos prefieran tomar medidas drásticas, impulsivas; porque también he descubierto que el suicidio no es como cualquier otro crimen: allí no existe la planificación, la alevosía; los suicidas actúan por impulsos repentinos, sin pararse a meditar en las consecuencias, sólo desean acabar con todo definitivamente. Algunos lo logran, otros necesitan múltiples intentos, como Anne Sexton y Virginia Woolf; pero en materia de suicidios literarios existen tantas formas como temas y estructuras desarrollaron los autores en sus obras. Así, se tiene que Jerzy Kosinski no se conformó con ingerir una gran cantidad de pastillas, sino que encima optó por meterse en la bañera con una bolsa alrededor de su cabeza. O la poeta austríaca Ingeborg Bachmann, quien se prendió fuego en su propia cama. Otros prefirieron el silencio del gas o la inmersión, como Paul Celan o Alfonsina Storni. También hubo quien prefirió la absolución del veneno: es el caso de Horacio Quiroga, Jack London y Leopoldo Lugones. Por supuesto, no puede faltar el escandaloso estampido de una bala, salida escogida por Hemingway y Sándor Márai.

En lo referente a las motivaciones significa adentrarse en un camino turbio. ¿Cómo podemos saber con exactitud lo que cruzó por la mente de cada uno de estos escritores mientras tomaban una decisión tan drástica? ¿Se justifica su suicidio debido a sus temperamentos artísticos, su ambivalencia mental? ¿Podemos colgarles la etiqueta de desequilibrados sencillamente por tomar una decisión poco convencional? No es que haga apología del suicidio, pero de vez en cuando creo que tenemos la tendencia de consignarle un rápido nombre a todo aquello que escapa a nuestra comprensión para así intentar digerirlo mejor. Es la salida más fácil, la opción menos comprometedora; porque a veces, mientras intentamos encontrar respuestas, tropezamos con espejos que reflejan incómodas preguntas. Y eso no siempre es bueno.

De cualquier manera, es amplia la lista de autores que tuvieron el valor de escapar sin ofrecer explicaciones: Ambrose Bierce, Malcom Lowry, Dylan Thomas, Truman Capote, Safo, Antero de Quental, Emilio Salgari, José Antonio Ramos Sucre, Walter Benjamin, Reinaldo Arenas, David Foster Wallace, George Trakl, José Agustín Goytisolo, Iris Chang, Primo Levi; incluyendo a Séneca y Empédocles. A pesar de todo, sigo con la misma interrogante: ¿amerita tener tendencias suicidas para ser un buen escritor?

Luis Guillermo Franquiz 

Comentarios (11)

MAMIFUNK
1 de marzo, 2010

Excelente artìculo, nos hace reflexionar. no creo eso de que se deban tener tendencias suicidas para ser un buen escritor. pero de que existen las coincidencias, existen.

Abel Zar
1 de marzo, 2010

Excelente artículo, estimado Luis Guillermo. Tu buen decir, de prosa limpia, casi cartesiana, hace que el escabroso tema pase más como materia literaria que como tragedia de seres especiales que fueron reales (y que aún lo son a través de su precioso legado). No sé si fue Susan Sontag quien dijo que para se escritor hay que ser algo loco. Claro que no siempre la voluntad de autoeliminarse es arrebato demencial. En todo caso, en el repaso de la vida de cada uno de esos ilustres suicidas siempre se consiguen pistas acerca de tan terrible decisión. No siempre hay grandeza en eso. A veces es sólo cobardía para afrontar lo que no va bien, lo que muchas veces es culpa propia. Yo a los suicidas, a todos, en general (sobre todo a los que se marchan en abundancia de lo vital), ni los comprendo ni los respeto. Digo que ni se quieren a sí mismos, ni consideran a aquellos de los suyos a quienes lastiman y marcan para siempre. En el caso de los intelectuales notables, respeto, admiro y amo su obra, independientemente de juzgarlos mal en tanto individuos, por su egoísmo (en especial a quienes parten en la plenitud creadora) y por su debilidad, en que suelen no parecerse para nada a los prohumanos que a veces nos figuran en sus escritos. Saludos. Abel Zar, de Maturín.

Carmen Romero
1 de marzo, 2010

Muy buen artículo, señor Franquiz. Soy estudiante de Letras de La Universidad del Zulia y actualmente estoy desarrollando una monografía sobre la poeta colombiana María Mercedes Carranza, quien es parte de la historia de genios que han decidido quitarse la vida. Su visión de esta situación me resulta bastante agradable e interesante, ya que, más que juzgar a la persona, está usted abordándolo desde el proceso de creación literaria del escritor. Espero que no le moleste si me permito citarlo. Le dejo un respetuoso saludo.

Luis Guillermo Franquiz
1 de marzo, 2010

Muy agradecido por cada uno de sus respectivos comentarios. Me parece genial que tengamos la oportunidad de conocer diferentes opiniones y visiones sobre un tema peculiar. Un abrazo.

Andrea Daza
2 de marzo, 2010

No se, me quedé pensado en John Kennedy Toole y si es posible que en el suicidio esté la fantasía de quedarse atrapado entre dimensiones para poder ver, sin estar, lo que pasa después con la vida que se ha quitado. Me gustó mucho esta nota.

Dulce Penélope
9 de marzo, 2010

En mi caso te diré como Borges tengo vocación suicida y mis personajes también, si algún día lees mis textos te darás cuenta. Buen artículo, saludos….

Alex
19 de mayo, 2010

EN LA VIDA HAY QUE VIVIR LA TRISTEZA CON ALEGRIA HIPOCRITA, PORQUE LAS PERSONAS SOLO BUSCAN SACAR EL PROVECHO DE OTRAS, Y EN REALIDAD A NADIE LE IMPORTA LOS PROBLEMAS DE NADIE, PERO A LA SOLEDAD Y A LA MUERTE NO SE LES PUEDE MENTIR. RECORDAR EL TRISTE PASADO ES ESTRELLARSE CON LA REALIDAD ACTUAL Y ES AVERGONZARSE DE SEGUIR “VIVO”. NO SIRVE DE ABSOLUTAMENTE NADA BUSCAR “AYUDA” EN MEDICOS O EN UNA IGLESIA, LOS PRIMEROS TE MEDICARAN HASTA ANIQUILAR TUS NEURONAS, Y LOS SEGUNDOS TE DEJARAN CON TU BOLSILLO VACIO Y TU SER LLENO DE CULPAS. LAS UNICAS PERSONAS QUE EN REALIDAD NOS PUEDEN AYUDAR SOMOS NOSOTROS MISMOS, PORQUE HASTA LA FAMILIA SE CANSA DE ESTA ODIOSA ENFERMEDAD LLAMADA DEPRESION. ES TREMENDAMENTE DIFICIL SACAR FUERZAS DE FLAQUEZA YA QUE ESTA MALDICION VIVE EN NUESTRO CEREBRO, PERO EXISTEN MANERAS DE INTENTARLO, INVESTIGEN COMO LOGRARLO Y SI FINALMENTE NO LO LOGRAN, HAGANLO PERO SIN LASTIMAR A NADIE……..YO INTENTARE VIVIR POR ULTIMA VEZ, Y ME HE PUESTO METAS RELATIVAMENTE FACILES EN UN PRINCIPIO, PERO SI VEO QUE TODO COMIENZA A DESMORONARSE, SEGURO QUE LO HARE. FINALMENTE, SI JESUS COMETIO UN SUICIDIO PASIVO AL DEJARSE MATAR, PORQUE NOSOTROS NO????. alexrockandheavy@hotmail.com

Víctor Garay Oleas
31 de agosto, 2010

De esta autodestructiva amalgama de espejos que nos reflejan incómodas preguntas, habría que agregar los agrietados cristales hechos trizas del nocturnal José Asunción Silva, las caóticas confidencialidades de la mascarada de Yukio Mishima, la atormentada alma en los labios de Medardo Angel Silva y su morfinómana y malhadada generación decapitada, la matrimonial muerte anunciada de Stefan Zweig y su confabulada consorte, y de todos aquellos que de uno u otro modus muriendis, desazonan con el fatal líquido del desasosiego, sus evaporadas existencias con la traumatizante tentación de exterminarse entre esperpénticos callejones sin salida y esquizofrénicos fracasos. Descansen en sempiterna paz sepulcral. Gracias, Víctor Garay Oleas.

maria
24 de septiembre, 2011

la vida es tan maravillossa tan maravillosa pro claro dios aprieta pro no aorca siepre abra caminos difisiles pero simpre a k superar lo k nos psa en tiempos pasados si la vida esta tan grande y maravillosa ai k disfruatarla asta el final de mundo y tambien en la viada ai felicidad

Juan
22 de diciembre, 2011

por supusesto, en ese minuto de soledad, cuando nos detenemos en el pensar y aquietamos las ideas, es cuando comoencionas abrimos puertas en nuestra esencia que nos llevan , segun mi sentir, a otras dimenciones, a otros aspectos donde nuestras vibraciones se sincronizan con esa realidad y nos convertimos en un nexo, en un conducto umbilical y mediante letras traemos esos universos hasta este mundo elusivo y ajeno a estas sensibilidades. voces que te hablan y retumban en tu mente, tal vez ecos de existencias en tiempos inexistentes , en momentos ya vividos o por vivir de nuestro propio ser, la locura que manifiestan los artistas en general, todo aquel que posee la capacidad de traer a este plano fisico sus experiencias sensitivas de las travesias oniricas o meditativas no son otra cosa que la facultad de poder ver mas allá, la locura es poder ver mas allá. que es el suicidio sino la conviccion de que existe una instancia donde los problemas dejan de pesar. y mas refinadamente podriamos decir que es el anhelo del alma por entregar el cargo y finalizar la misión encomendada. sin embargo debemos saber cuando esa mision se cumplió y no retirarse del esenario antes del termino de la obra. si cumplimos a cabalidad, podriamos decidir el momento y el lugar, solo cerrariamos los ojos y volariamos al reencuentro con esos universos inconmensurables ya vividos y descritos en letras anteriores. un gran saludo y gracias por este espacio

rosario
23 de febrero, 2012

con respecto a esa pregunta q haces al final,creo q no necesariamente un literato debe tener esas tendencias,pienso mas bien q algo si tenemos y es el derecho a decidir cuando retirarnos,cuando nos sentimos cansados,batidos x cualquier razon pienso podemos decir hasta aqui,suena quizas a cobardia,no comparto esto,sin embargo si puedo decir q es un acto sumamente egoista,xq se q los que quedan son los q sufriran,quienes tomamos esa determinacion es justamente para ponerle fin a ciertos eventos y los demas puedan seguir con sus vidas,sin q haya nada q los perturbe.

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