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Egidio Romano: buscando el porqué de las cosas

egidioPor Guadalupe Burelli

Un repaso a la hoja de vida del doctor Egidio Romano da cuenta de su destacadísima trayectoria en el ámbito de la ciencia, que se inicia con los estudios de Medicina realizados en la Universidad de Carabobo. A partir de entonces, su interés se fue definiendo hacia la investigación en las áreas de hematología e inmunología. Su formación académica es amplia, así como los aportes que su tenacidad y esfuerzo han logrado para beneficio de todos. Desde sus inicios profesionales ha trabajado en el IVIC, donde ha combinado la actividad como investigador científico con responsabilidades docentes, administrativas y gerenciales. De hecho, hasta hace poco tiempo fue director de esa institución que el estado venezolano concibió y construyó, hace ya muchos años, para que lo mejor de la ciencia de nuestro país trabajara en las condiciones más favorables posibles, desde todo punto de vista. Sin lugar a dudas, tiene que incidir de manera muy positiva el que el trabajo diario transcurra en un laboratorio perfectamente equipado y presidido por unos ventanales imponentes que miran hacia un sereno bosque de eucaliptos, como es el caso del doctor Romano. Casi podría decir que tres décadas en este entorno tan apacible y civilizado ha dejado su impronta en el talante cordial y pausado que distingue a nuestro entrevistado.

¿Dónde nació?

Nací en Guardia Piemontese, una pequeña localidad situada en la cima de una colina en la provincia de Cosenza de la Región de Calabria, en el sur de Italia, cuyo nombre proviene de los habitantes originales venidos del Piemonte en el siglo XV. El pueblo permaneció relativamente aislado hasta mediados del siglo pasado y el lenguaje de los habitantes nativos es el dialecto valdostano, mezcla de italiano y francés.

¿Qué hacía su padre?

Mi padre, Francesco Romano, que murió en Valencia en 1989, era sastre de profesión aunque trabajaba también en la administración de un establecimiento “turístico-curativo” de aguas termales sulfuradas llamado Terme Luigiane o Guardia Piemontese Terme.

¿Qué motivó su venida a Venezuela?

No recuerdo que pasáramos penurias económicas, pero seguramente el ambiente económico y de trabajo de la posguerra a fines de los años 40 no era muy bueno, lo que llevó a una buena cantidad de habitantes del pueblo a emigrar a América. Aunque la mayor parte de la emigración fue a Detroit, Estados Unidos, un tío mío sastre que había sido enseñado por mi papá emigró a Venezuela en 1948 y dos años después, mi papá se vino y se instaló en Valencia donde abrió la sastrería La Técnica. Desde el comienzo le fue relativamente bien, por lo que a los dos años vino la familia completa conformada por mi mamá y cuatro hijos varones de 11, 9, 5 y 2 años de edad.

¿Qué recuerdos tiene de esos momentos?

Viajamos alrededor de 16 días por barco, en el Auriga. Recuerdo la fuerte impresión al llegar al Puerto de la Guaira y ver a los Guardias Nacionales con machetes en la mano cuidando el orden. Pasamos la noche en Caracas y al día siguiente viajamos a Valencia donde nos alojamos en una casa alquilada, muy modesta, ubicada en una calle de tierra. Esta vivienda fue por muy poco tiempo, ya que a los pocos meses nos mudamos una casa más adecuada en una mejor zona.

¿Su padre se desempeñó siempre como sastre en Valencia?

Sí, siempre trabajó como sastre artesano, no siguió la evolución normal de ese tipo de negocio que era vender ropa ya confeccionada en forma industrial. Recuerdo que era muy reputado en Valencia porque elaboraba a la medida, además de los trajes convencionales, liqui-liquis, smokings, fracs, trajes formales de equitación etc. Aunque desde el punto de vista económico su actividad no fue muy próspera, pudo mantener a su familia y logró que todos sus hijos siguiéramos estudios universitarios: dos médicos, un abogado y un ingeniero. Mi madre, que actualmente vive en Valencia con uno de mis hermanos, siempre se dedicó a las labores propias del hogar.

¿En su casa se mantuvieron las costumbres italianas?

Por muchos años continuaron costumbres italianas en cuanto a comidas, fiestas, reuniones familiares con mi tío y su familia. Recuerdo algunas comidas especiales en navidad y semana santa. Pero creo que la “italianidad” no se mantuvo por que no nos integramos a ningún grupo o centro italiano-venezolano y el idioma no se mantuvo. En casa, durante los primeros dos o tres años se hablaba en dialecto, luego nosotros hablábamos en castellano y mis padres en dialecto y años más tarde, todo el mundo en castellano. Prácticamente no se hablaba italiano para nada; sin embargo, el haber estudiado primaria hasta tercer grado en Italia y la lectura de libros y revistas en italiano, además de escribirle a los parientes que quedaron allá, permitieron que continuara dominando el idioma. Quizás influyó en mis padres el que no había en Valencia otros inmigrantes del mismo pueblo, y en nosotros, el hecho de haber estudiado en ambientes venezolanos, tanto así que todos nos casamos con venezolanas. Creo que hasta años recientes los gobiernos italianos no tenían ninguna política para favorecer que sus ciudadanos inmigrantes en el exterior mantuvieran conexión con la madre patria. El sentimiento de italianidad más bien ha renacido en muchos, como yo, durante los últimos quince o veinte años.

¿Cómo fue su formación académica?

Estudié primaria, desde el tercer grado, en el grupo escolar República del Perú, que recuerdo como un excelente colegio. Lo único que no me gustaba mucho es que con frecuencia no lo llamaban a uno por su nombre sino musiú, y que durante uno o dos años, el uso de pantalones cortos lo señalaba a uno como diferente. Luego estudiamos secundaria en el Liceo Pedro Gual de Valencia, un magnífico liceo, el mejor de Valencia, a pesar de ser público. Terminé en 1961 y fui electo por mis compañeros para decir el discurso de graduación. Durante esa época fui muy activo, dirigí un periódico estudiantil y siendo estudiante del cuarto y quinto año trabajé de noche en el periódico El Carabobeño como corrector de pruebas.

¿Cómo se formó en usted la inclinación hacia la Medicina?

Al concluir el bachillerato pensé en estudiar Ingeniería Química o Medicina, pero la primera carrera no existía en la Universidad de Carabobo. Por otro lado, creo que varios factores como mi facilidad para relacionarme con otros seres humanos, quizás la vocación de ayudar, la promesa de una carrera exitosa y económicamente holgada, mis buenas notas de bachillerato y un buen examen de admisión, hicieron una confluencia que favoreció el que estudiara Medicina en la recién inaugurada Facultad en la Universidad de Carabobo. Mis estudios fueron exitosos, siempre sentí curiosidad por el porqué de las cosas y me atraía pasar por encima del dogmatismo de que tal signo o síntoma es tal cosa, que es la forma como muchos médicos practican.

Son además las condiciones necesarias para ser un investigador…

Sí. Diría que el cuestionamiento, la curiosidad, y una pasantía en el IVIC cuando estudiaba quinto año de la carrera, determinaron que me inclinara definitivamente hacia la investigación. De manera que trabajé como médico interno en el Hospital Central de Valencia por unos cuantos meses y luego empecé, en 1968, como estudiante graduado del IVIC con Miguel Layrisse con la idea de hacer investigación mientras continuaba en el ejercicio de la Medicina. En este sentido, Miguel Layrisse fue un magnífico ejemplo, porque siempre combinó la práctica clínica de la hematología con sus estudios de investigación. Me sumé a él y por muchos años llevamos una consulta de hematología en el IVIC.

¿Qué otros estudios realizó luego?

Generalmente los médicos carecen de una sólida formación en ciencias básicas, y por esta razón, muchos de los que nos dedicamos a la investigación hicimos un Ph.D., como en mi caso, que estuve durante casi 3 años en el IVIC como estudiante de postgrado y luego fui becado por la Institución para un postgrado en el exterior. Hice una maestría en bioquímica en Boston, en el Instituto Tecnológico de Massachussets y un Doctorado en Patología en la Unidad de Hematología Experimental del Medical Research Council, del St Mary`s Hospital de la Universidad de Londres. Al terminar, regresé al IVIC y empecé mi carrera como investigador en enero 1975 en el Centro de Medicina Experimental en áreas de hematología e inmunología donde he permanecido hasta la fecha.

El IVIC ha sido reconocido por su nivel de excelencia dentro y fuera del país. Usted, que ha pasado tantos años allí y que, además de investigador, fue su director hasta hace pocos meses durante dos períodos consecutivos, ¿cómo piensa que han afectado los cambios en el país a una institución que ha sido tan sólida?

Por primera vez en la historia reciente del IVIC, en la última designación del director se rompió el esquema que había prevalecido para tal acto. Tradicionalmente, esta designación la formalizaba el Ejecutivo Nacional luego de una consulta a la Asamblea de Investigadores que en la práctica significaba una elección interna dentro del seno de esa Asamblea. Así había sido siempre, salvo en una ocasión durante el primer gobierno de Rafael Caldera, cuando se nombró al candidato que había perdido por cuatro votos de margen para un segundo periodo, y duró solamente 4 meses en sus funciones. En ésta última oportunidad, en el 2004, para sustituirme como director, la consulta a la Asamblea de Investigadores la hizo la Ministra de Ciencia y Tecnología solicitando la opinión sobre un determinado candidato. En otras palabras, el Director ya vino propuesto por el Ministerio. Y fue designado como tal a pesar de la opinión en contra de la gran mayoría de los miembros de la Asamblea de Investigadores, justificando esa imposición por el apoyo de un grupo importante de personal obrero y administrativo. Esta designación, a pesar de ser un acto legal, como dije anteriormente, rompió con la tradición de los últimos 30 años. Este hecho, además de cambios en los mecanismos de participación de ciertas instancias dentro de la institución, dándole injerencia al personal administrativo y obrero en la toma de decisiones que antes estaban en manos del cuerpo de gerentes e investigadores, y modificaciones importantes al Reglamento a la Ley del IVIC, en el cual se le da todo el poder decisorio al Consejo Directivo, cuya constitución es prácticamente a voluntad del Ministerio de Ciencia y Tecnología, señalan tiempos distintos para el IVIC porque el acontecer político ha permeado una estructura que se distinguía por la valoración del profesionalismo y del academicismo.

¿Y de qué manera ha afectado esto al cuerpo de investigadores que son la columna vertebral de un organismo como éste?

Puedo citarle el ejemplo de una persona, alguien que es útil al país, que está formado como investigador en Química, que trabajaba en petróleo en el Intevep, que hacía falta en el IVIC pero, como era un botado de PDVSA, el Consejo Directivo no le permitió trabajar en el IVIC y en la actualidad está en Canadá. En cambio, a una persona a quien no le renové el contrato por considerar, con base a las evaluaciones que se le realizaron, que no llenaba las expectativas para el cargo, pero que formaba parte de la directiva de una asociación de trabajadores pro-gobierno del IVIC, se me obligó a incorporarla y con cargo fijo. Esta fue una de las situaciones que inició la injerencia política en el Instituto, en la cual, como sucede en muchos otros sitios de la administración pública, los que antagonizan al gobierno, identificables por ser firmantes de la famosa lista del revocatorio presidencial, no son aceptables para cargos nuevos o vacantes.

¿Quiere decir que el hecho de haber firmado en las consultas previas al Referéndum revocatorio presidencial ha sido utilizado también en el IVIC como un mecanismo de exclusión? ¿Cuál fue su experiencia desde el punto de vista de la política como director del IVIC durante dos períodos?

Yo empecé en el IVIC en el 97 en el segundo gobierno de Caldera y – si bien la posición del director de una institución obviamente es una posición hasta cierto punto política- internamente siempre traté que la política de partido, la política de COPEI, MAS, Acción Democrática, Chávez y oposición, no tuviera lugar allí. Durante mi gestión, en ningún momento utilicé como criterio para que alguien entrara como gerente, o en un puesto administrativo y mucho menos en un puesto académico, militancia política o simpatías partidistas, y en ese sentido creo que tuve bastante éxito porque pude terminar mi período legal en un momento muy conflictivo siendo pública mi posición de oposición. Y, aunque eso me costó muchísimo esfuerzo desde el punto de vista personal y de salud, estoy contento porque, en mi opinión, se logró alejar temporalmente los conflictos de tipo político dentro del IVIC aunque hoy en día están ocurriendo, pero de manera más suave que en muchos otros sitios. Aquí no ha habido peleas francas de caerse a golpes o de violencia y diría que aún hay respeto. No importa si se firmó el revocatorio si es para cosas menores, porque la exclusión más bien se da en los casos de puestos administrativos importantes, gerenciales, jefes de oficina y también a nivel de cargos con responsabilidades directivas aún siendo investigadores, profesionales y técnicos.

Esto sugiere que la manera tradicional de hacer carrera por escalafones dentro de la institución va a dejar de existir…

Hasta ahora se ha mantenido cierta compostura en el IVIC, la exclusión está ocurriendo solamente en los niveles más altos, sin embargo, yo soy pesimista en ese sentido y pienso que puede llegar a otros niveles.…

Usted mencionó que la decisión suya de estudiar Medicina fue razonada, en el sentido de buscar un lugar en el país a través de una profesión que le permitiera proyectarse hacia la sociedad ¿Ha pensado qué hubiera sido de haber escogido otra profesión?

Pienso que a uno le gustan las cosas a medida que uno las va conociendo y dominando. Muy pocas veces, especialmente cuando uno está joven, tiene poder de decisión real, me refiero a una decisión informada sobre las cosas que va a hacer y pienso que eso de la vocación para esto y no para lo otro, puede ser que suceda, pero en la mayor parte de los casos yo creo que las decisiones de ese tipo están determinadas por circunstancias del ambiente. Por ejemplo, tú puedes estar en una ciudad donde no haya universidad y no haya la carrera que tú quieras, o puede ser que tus padres te puedan financiar la estadía en Maracay pero no en Caracas, y resulta que en Maracay lo que había es Veterinaria o Agronomía, y entonces tú estudias una carrera tal cuando pensabas que podías estudiar otra. Creo que las circunstancias son sumamente importantes, las decisiones realmente meditadas y tomadas fríamente valorando los pro y los contra, son cosas más bien del adulto ya encaminado.

¿Qué es el destino para un científico?

Sinceramente pienso que para alguien racional sencillamente hay cosas que pasan en las cuales uno no tiene ningún control ni ninguna injerencia, pero pienso que a nivel de todos los días decides qué haces y consciente o inconscientemente, te encaminas hacia ciertas decisiones y actividades y actitudes que hacen que seas tal o cual cosa, y eso no tiene nada que ver con destino en el sentido místico o religioso.

¿En el mundo de la Ciencia cuán posible es tener control y prever hacia dónde se va?

Lo que pasa es que en muchos casos uno no sabe la pertinencia o la relevancia que puede tener en el futuro algo que está haciendo en este momento que puede ser muy básico. De hecho, en la Ciencia hay miles de ejemplos de cosas así: el que está estudiando astrofísica, o el que está estudiando la propiedad de un material nuevo en el cual los electrones brincan de manera rara, no sabe si eso en el futuro lo lleva a la creación de transistores, por decir algo, o los métodos matemáticos que usaste para calcular la energía de tal cosa, la estrella tal, de repente te sirven para calcular otra cosa.

De hecho muchos ejemplos dicen que es así como sucede ¿hallazgos fortuitos podrían considerarse? ¿Es posible, en una institución como el IVIC mantener esos dos niveles en las líneas investigativas, es decir: la rama que se dedica a “la pertinencia” y la que va más libre, más guiada por la curiosidad científica?

Tú no puedes criticar que alguien que está, por ejemplo, en posición de gobierno diga, mira hay tantos millardos para ciencia y quiero darle prioridad a estos programas de seguridad agroalimentaria, vivienda y hábitat, salud. Pero salud desde el punto de vista de las enfermedades infecciosas, no las enfermedades crónicas, ni cáncer ni nada de eso, sino dengue, aunque más gente muere de problemas cardiovasculares, pero tampoco es criticable. Obviamente lo ideal es llegar a un equilibrio en donde tienes dos o tres proyectos en los cuales algo es obviamente pertinente y lo otro es motivado quizás por curiosidad científica. Pienso que en las decisiones a nivel político relativas a estos temas, tendría que considerarse que no todo debe ser utilitario y destinado solamente a un fin, sino que también debería haber un porcentaje de libertad total para que puedas hacer la investigación que quieras con tal que la hagas bien.

¿Cómo sabes que lo haces bien?

Bueno, porque tus pares en Venezuela o en el exterior, aceptan que está rigurosamente bien hecho. Si no fuera así, ¿para qué diablos tenemos matemáticos? Por ejemplo, en el IVIC hay un departamento de Matemática y un Centro de Física. Los matemáticos se ocupan de resolver problemas abstractos, teóricos, altamente especializados pero que pudieran tener gran importancia en 30, 40 o más años…En el Centro de Física, la mitad hace estudios teóricos totalmente básicos: astrofísica, relatividad, partículas elementales, fuerzas dentro de los átomos, óptica quántica; otros son experimentalistas, estudian aplicaciones de los rayos láser, propiedades de la materia etc. Sin embargo, no todo es tan claro, por ejemplo hay físicos que estudian viscosidad, químicos que mediante métodos computacionales estudian propiedades de la materia. Estos estudios, por ejemplo, podrían ser relevantes en aspectos relativos a petróleo y energía, pero podría suceder que no fueran exitosos o que no tuvieran aplicación práctica por una u otra razón. En otras palabras, la pertinencia de un conocimiento particular, no siempre es algo claro u oscuro.

El IVIC es considerado un centro muy prestigioso fuera de aquí también ¿cómo se mide ese prestigio?

Por la generación de conocimientos que se miden a su vez por publicaciones y patentes, y por la tecnología que se origina por el aporte de conocimientos. La otra utilidad grande del IVIC, que es menos tangible, es la cantidad de gente que se ha formado ahí, que ha hecho cursos cortos, pasantías, o ha hecho Maestría o Doctorado. De hecho, a veces te consigues en el IESA gente que ha trabajado en el IVIC, y en las universidades también hay mucha gente que ha trabajado o se ha formado allí.

Háblenos de algún aporte dentro de su área que haya incidido de manera importante en alguna política pública de salud.

Por ejemplo, en el conocimiento de la anemia nutricional, el aporte de Miguel Layrisse al estudiar y describir cómo se absorbe el hierro de los distintos alimentos, es muy importante. Y aunque esas cosas no son patentes, no son una televisión, un carro o algo tangible, sí son conocimientos que tienen una aplicación inmediata porque la incidencia de anemia por deficiencia de hierro en los niños y las mujeres en edad fértil es muy grande en nuestro país y en otros, y esto te lleva a establecer políticas públicas de enriquecimiento con hierro, con ácido fólico, con vitamina A. Y así hay muchísima gente que ha hecho cosas valiosas en el IVIC a través de los años.

El IVIC es una de las instituciones más valiosas de América Latina en ciencias. En los años 70, por el Convenio Andrés Bello, venía gente de los países andinos a formarse en el IVIC, de hecho, mucha gente de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Chile que estudiaron en el IVIC, ahora son investigadores en sus respectivos países. Uno de ellos, por ejemplo, es Ernesto González, un distinguido investigador peruano que fue vicerrector de la Universidad Central de Venezuela y se quedó acá.

Por otro lado, la ciencia es universal…

A eso iba, oyéndolo hablar sobre la orientación actual del IVIC que debe responder casi exclusivamente a las políticas que formula el gobierno central, uno siente que pudiéramos alejarnos de la “universalidad” que debe tener la ciencia.

Sí, la ciencia debe considerarse universal. No puedes pretender que hay ciencias pertinentes solamente a nuestro país porque difícilmente te vas a encontrar con algo que sea solamente de acá. En todas partes del mundo hay cáncer y enfermedades cardiovasculares, hay malaria en buena parte del mundo, incluso el dengue es una enfermedad esparcida en varios puntos del planeta y que puede presentarse en los Estados Unidos en cualquier momento, entonces decir que debe hacerse investigación en dengue porque el dengue es de Venezuela, no, tú haces dengue porque tratas de ayudar a tus semejantes de una enfermedad infecciosa, pero de la misma manera puedes hacer investigación sobre cómo pasa el ion potasio o el ion sodio a través de células epiteliales de la vejiga de sapo y eso no es pertinente sólo para Venezuela, eso es pertinente para todo el mundo, porque puede suceder que eso tiene que ver con el descubrimiento de soluciones que conservan órganos para trasplantes, o podría ser que eso te lleve al diseño de drogas para bajar la tensión arterial o cosas así por el estilo, que ha sido la historia de siempre en todas partes del mundo.

Y se me ocurre que la ciencia es un diálogo porque los científicos no pueden estar aislados entre sí, ya que ustedes avanzan en la medida que los otros avanzan también.

Ese es otro problema: la ciencia es muy cara, y no solamente porque los equipos y los insumos son costosos, sino también porque necesitas tener un constante contacto a través de revistas, periódicos e Internet, con otra gente que hace cosas parecidas a las tuyas y quieres conocerlas. Por ejemplo, si hablamos de aterosclerosis y colesterol, no puedes pretender que el colesterol de los venezolanos es distinto al de otro lado, así que necesitas saber qué se ha hecho no solamente en Estados Unidos sino en otras partes del mundo y eso vas a encontrarlo en revistas especializadas. Las revistas antes eran fundamentalmente de papel, ahora lo primero que hace la empresa editorial de una revista es ponerla en su página web, a la que con frecuencia cobran por acceder, y hay más de cuatro mil revistas científicas, de modo que la biblioteca tiene que pagar varios millones de dólares por ellas y, además, varios miles de dólares para las bases de datos, para que los investigadores y todas las personas interesadas, no sólo del IVIC sino de toda Venezuela, y aún del exterior, puedan tener acceso a ese valiosísimo caudal de información. Entonces, imagínate lo que implica decir que ese dinero para la biblioteca no sirve, porque esas revistas no son venezolanas y uno debería publicar en Venezuela.

¿Ese es el criterio?

Ese criterio no lo maneja el actual director del IVIC, pero sí esta en la mente del personal administrativo y obrero que dice: ¿Por qué vamos a gastar cinco millones de dólares en la biblioteca cuando aquí hay gente que gana el sueldo mínimo de 300.000 bolívares? Vamos a aumentarle más bien el sueldo al personal con eso. Ese es el tipo de criterio que podría utilizarse si esas personas llegan a tener poder decisorio. Esto no es algo puramente retórico, podría suceder al emplearse criterios de participación gerencial populistas que no tomen en cuenta los objetivos de la institución….

Me cuesta creer que una gente bien formada que ha hecho una carrera investigativa dentro de una institución así, pueda cambiar sus criterios y ver las cosas de ésa manera…

Es difícil de creer, sí, pero es que puede pasar porque hay presión de la gente en cosas así como que en otro instituto pagan tanto de cesta ticket y aquí tenemos solamente tanto, o la prima de profesionalización allá es tanto por ciento y aquí es tanto por ciento y tú tienes un presupuesto limitado, empiezas a cortar… Mira, la base de datos en Química Orgánica cuesta 80 mil dólares, no hay para eso si aumentamos la prima tal…, entonces es cuando se empiezan a tomar decisiones de ese tipo…

Se pierde la razón de ser.

Exactamente. Una vez que pierdes la razón de ser de una institución estás en problemas, porque si la institución es para hacer investigación y no puedes hacer investigación de la más alta calidad porque ahora no tienes acceso a las revistas que te proporcionan la información más actualizada, porque no puedes comprar equipos nuevos o actualizarlos, porque para algo que antes comprabas más o menos fácil ahora tienes que pedir los dólares, tienes que esperar -afortunadamente eso ha mejorado bastante- cinco o seis meses para que te llegue y es un problema bastante grande.

Sería una perdida brutal para el país que una institución tan prestigiosa que se fue consolidando con el tiempo, se vaya a desvirtuar de tal manera que obligue a los buenos investigadores a irse fuera de Venezuela por falta de posibilidades de ejercer el trabajo para el que se prepararon. Eso significaría la pérdida de un capital humano irremplazable, sin mencionar el retroceso y consiguiente atraso que representaría para el desarrollo del país.

Ese es uno de los problemas más graves que yo veo actualmente, en el sentido de que especialmente los investigadores jóvenes van a buscar otros panoramas afuera, como ha sido el caso reciente de la pérdida lamentable de un investigador que estudia las mutaciones en los parásitos que causan la malaria. El investigador aísla los parásitos a partir de muestras de pacientes con malaria en Venezuela, en el África, y en el sureste asiático, y luego estudia los genes de estos parásitos y establece comparaciones entre los genomas obteniendo axial las variaciones en las secuencias o mutaciones. Estos estudios permiten obtener información sobre las moléculas de los parásitos que varían y las que no varían de manera que puede derivarse información importante para el diseño de vacunas contra la malaria. El investigador en cuestión decidió que ya no estaban aquí garantizadas las condiciones para trabajar, que le costaba mucho viajar, que le costaba mucho obtener reactivos y decidió irse a Estados Unidos.

Queda esperar que pueda desarrollar su investigación y que gane todo el mundo con ella. Hablando de malaria ¿por qué ha vuelto el paludismo en el siglo XXI?

El gran éxito que tuvo Arnoldo Gabaldón fue acabar con la transmisión urbana y en los pueblos de casi toda Venezuela, pero quedaron algunas regiones, especialmente en el límite con Brasil y Colombia, donde no se logró erradicar totalmente, de manera que quedaron focos. El otro problema es que las mutaciones de estos parásitos hicieron que emergieran cepas resistentes a los tratamientos usuales con cloroquina y con primaquina y, además, se dejaron de realizar las campañas preventivas de fumigaciones donde estaban todavía estos focos. Entonces, con menos control – también porque a Malariología se le quitó importancia y ahora se ha reestructurado transformándose en otra organización mucho menos importante-, no se realizaron por muchísimos años esas campañas como se hacía en los años 40, 50 y 60. Con la emergencia de cepas resistentes y el hecho de que no se controlaron los vectores, además del incremento de la población en las áreas endémicas, se posibilitó el que resurgiera este problema, que ahora es muy grave. El año pasado se registró el mayor número de casos, no tomando en cuenta los años 40 y 50.

¿Es decir que estamos volviendo al estadio en que estábamos antes de Gabaldón?

No en el sentido de que antes había malaria en Morón, en Valencia, en muchos sitios urbanos, pero ahora la malaria en Amazonas, Bolívar, Delta Amacuro, Sucre, es un problema muy grave, tanto, que el mismo Ministerio de Salud y Desarrollo Social informó que en el 2004 hubo más de 46.000 casos, un número bastante elevado.

Sobretodo si tomamos en cuenta que se produce en zonas que son bastante despobladas, no urbanas.

Y esos 46.000 casos ya no se deben solamente al tipo de parásito que se llama Plasmodium vivax, sino que han ido en aumento los casos por un Plasmodium que se llama ahora falciparum. Existe el vivax que es el más común en Venezuela, y el falciparum -que quiere decir en forma de hoz- que produce malaria mucho más severa porque causa también daño cerebral y es más agresiva, especialmente en niños. Esta es la malaria que más gente mata en África y en el sureste asiático y se calcula en cerca de un millón de niños afectados mundialmente por este plasmodium.

¿Usted volvió ahora a la investigación?

En los últimos años he colaborado mucho con gente del exterior en un campo que se ve medio exótico, que es del trasplante de animales al hombre, teniendo como modelo el trasplante de órganos de cochino a orangutanes. En el IVIC no tenemos facilidades para trabajar con esos animales, es sumamente costoso, pero hay investigaciones con líneas celulares derivadas tanto de humanos como de primates, que pueden ayudarlo a uno entender cómo sucede el rechazo y cómo actúan ciertos sistemas biológicos para producir inflamación, tratando de entender los mecanismos de aceptación o rechazo de un órgano. Otro campo en que hemos continuado trabajando, es en el estudio de la aterosclerosis vista como un proceso inflamatorio. Es decir, que la aterosclerosis no es solamente que tengas el colesterol alto y las arterias tapadas, sino que hay todo un mecanismo que empieza en cómo pasan las grasas de las paredes vasculares, del revestimiento de las células endoteliales al interior. Entonces, después ¿qué pasa, qué células infiltran en esa zona, cómo se producen después los mecanismos de ruptura de las paredes?

¿Es posible prevenir esa enfermedad?

Hay riesgo cardiovascular aumentado cuando se tienen ciertos estilos de vida y éstos son modificables si tú haces más actividad física, te mantienes en un peso adecuado, no fumas, comes sanamente.

Pero si usted me habla de la manera cómo el organismo absorbe y procesa las grasas, independientemente de tener un estilo de vida sana, hacer ejercicio, comer bien, balanceado, sin grasas, mantener un peso adecuado, ¿hay algo inherente al funcionamiento orgánico que lo haga inevitable?

Hay personas que tienen deficiencias en enzimas que desdoblan las grasas que hacen que sean utilizables a nivel de las células musculares, por ejemplo, como fuentes de energía. Si esa enzima no está, las grasas tienen tendencia a mantenerse a niveles elevados, se almacena en células que infiltran todos los órganos. Ese es un problema hereditario, deficiencias genéticas que causan que los triglicéridos y el colesterol estén altos porque no se pueden metabolizar bien. Hay otros factores hereditarios y otras deficiencias que constituyen causas no modificables en el sentido que son propias, inherentes a la constitución genética de la persona que llevan a hipertensión, diabetes, deficiencias enzimáticos de varios tipos en el que hay también muchos factores de riesgo modificables, como el estilo de vida, fumar, comer inadecuadamente, sobrepeso, poco ejercicio físico. Y hay cosas todavía sobre las que, aunque se tiene bastante idea, los detalles íntimos no se conocen bien. Por ejemplo, en las mujeres en edad fértil la incidencia en problemas cardiovasculares es mucho menor que después de la menopausia. Y, por supuesto, las hormonas femeninas que de alguna manera tienen que ver con eso, son los estrógenos. Recuerda que hace poco tiempo salió un estudio que establecía que la terapia de sustitución no protegía contra los problemas cardiovasculares.

Las opiniones son tan diversas que crean gran confusión. Hasta hace poco, supuestamente la terapia de reemplazo hormonal protegía al corazón, ¿ahora la tendencia es que no?

Hay un estudio que revela que aparentemente no está disminuido el riesgo cardiovascular, sin embargo, hay que determinar si la persona toma terapia hormonal de sustitución, no por protegerse del problema cardiovascular, sino sencillamente para tratar sus síntomas. Ese beneficio quizás pesa mucho más que la posibilidad de que haya un riesgo aumentado de cáncer de mama y que la terapia hormonal de sustitución no proteja contra problemas cardiovasculares. Si el beneficio es que te quita los malestares, el dolor de cabeza, que te hace sentir mejor, que tu redistribución de grasa en músculos se mantiene bien, ese beneficio puede pesar mucho más que el riesgo aumentado de cáncer de mama y que no ofrezca protección cardiovascular.

Siempre hay riesgos por algún lado…

Sí, hasta si tú tomas una aspirina…

Es verdad, lo que pasa es que hay una sobreabundancia de información impresionante y contradictoria, lo que te pone permanentemente en un dilema al tener que tomar decisiones.

Yo diría que ahí lo lógico es que si la persona tiene un nivel educativo suficiente, debe leer e informarse sobre el asunto; aunque entonces, el problema de la lectura es que muchas veces cuando son lecturas de periódicos más bien lo que hacen es confundir, o crear falsas expectativas. La otra cosa es que tú, sencillamente, confíes en un médico.

Y te entregas en sus manos…

O por lo menos lo oyes y tratas de razonar lo que te dice.

Sí, tiene que ser, uno tiene buscar alguien que dé confianza y seguir un criterio, si no estás del timbo al tambo porque la ciencia es demasiado dinámica.

Sí. Probablemente viste todo el problema del Vioxx, una droga anti-inflamatoria que es muy buena porque una sola dosis de 50 mg en un día alivia el dolor a las personas que tienen artritis, pero deben tomárselo durante muchos años. Entonces ¿qué pasa? Que hubo un estudio que duró un poquito más de dos años, para ver si el Vioxx disminuía el riesgo de que pólipos intestinales se transformaran en cáncer de colon, porque es conocido que las drogas anti-inflamatorias pueden tener ese efecto, pero ese estudio reciente demostró que aumentaba el riesgo de morir de enfermedades cardiovasculares en alrededor de 200%, o sea, si el riesgo inicial era 2% de probabilidad de muerte en un lapso de tiempo, la probabilidad aumentaba al 4%. Obviamente, si tú eres ministro de Salud y ves que en términos de salud pública tienes en esa población que está tomando eso 200 muertos más que no iban a morir si no lo hacían, decides obligar a retirar el fármaco, o la compañía lo retira voluntariamente. Por otro lado, si tienes artritis y el medicamento te alivia, lo tomas por una o dos semanas y después lo paras y vuelves a tomarlo dentro de cierto tiempo. Eso no va a hacer que mueras de algún problema cardiovascular. O por lo menos, si te acaban de operar y tienes un dolor fuerte que se aliviaría con un medicamento de esos derivados de la morfina pero te dicen que no te lo pueden administrar porque te puede causar drogadicción, pero si es justamente para ese momento, para esos dos, tres, cuatro días, que necesitas el tratamiento, no te lo vas a poner todos los días, obviamente el beneficio es mayor que el riesgo.

Y administrados en una crisis hacen toda la diferencia del mundo.

Por supuesto. En cuanto al Vioxx, es probable que lo que va a ocurrir es que vuelva al mercado pero estrictamente controlado por prescripción médica, aquí lamentablemente podemos comprar cualquier cosa sin prescripción médica.

Que por otra parte muchas veces es una ventaja…

A mí también me parece una ventaja, pero el problema grave con esa venta libre es fundamentalmente con los antibióticos, porque cuando la gente abusa se van creando cepas resistentes de bacterias que producen infecciones difíciles de curar, aunque el problema de formación especies bacterianas resistentes es más importante en el ganado, en los animales, que les dan antibióticos indiscriminadamente. Por ejemplo, cuando a la leche no la recogen en condiciones adecuadas o no la refrigeran mientras esperan su traslado a las procesadoras, pueden añadir antibióticos para protegerla, pero a la vez están favoreciendo la formación de cepas bacterianas resistentes. De todas maneras, en Venezuela vemos excesos en cuanto a la libre venta de medicamentos.

Volviendo a usted…

Disculpa que me haya desviado.

No, en absoluto, así es conversar. Estuvo siete años dedicado a la gerencia en los que supongo, no habrá podido investigar. ¿Deseaba volver a hacerlo o se sentía suficientemente cómodo como gerente?

En los primeros años yo mantenía contacto y tuve estudiantes graduados bajo mi supervisión, pero en los últimos tres años no pude hacerlo, fue mucho más complicado. Sí, deseaba volver, soy de los investigadores que me gusta trabajar con mis manos y no sencillamente diseñar un experimento, entonces me hacía mucha falta y en este momento estoy contento en mi laboratorio.

¿Y cree que se puede mantener ahí?

Sí, no creo que me vayan a botar. De todas maneras estoy en la posición de jubilado activo porque en el IVIC se puede uno jubilar con 30 años de antigüedad, y estoy ya en esa posición. En el peor de los casos, vuelvo a la práctica médica.

¿Más nunca le dijeron “musiú”?

No. Eso te lo dije como una anécdota de muchacho, ahora no, y de hecho, creo que eso se perdió, ni los viejitos dicen ya eso…Creo que la gente está tan acostumbrada a ver a catires, a negros y a extranjeros en este país que ya eso es algo del pasado.

¿Cómo ve el futuro de la ciencia en Venezuela?

En este momento lo veo mal. Pienso que los esfuerzos fundamentales de un gobierno deberían orientarse hacia la salud, la educación, obviamente a la defensa nacional y quizás hacia algunos aspectos de la seguridad social, especialmente en la parte económica, y no debería meterse en más nada. Todas las otras actividades deberían funcionar adecuadamente de acuerdo a las leyes y a las regulaciones de las mismas. Ahora bien, la parte de ciencia y tecnología está imbricada en todos los sectores de un país, así que su ámbito no debe estar restringido a la acción del gobierno, sino que debería ser también algo común, de todos los días, de la actividad privada. Pero, desgraciadamente en Venezuela, la actividad económica fundamental ha estado ligada al petróleo que ha comprado o desarrollado, en forma limitada, su componente de investigación y desarrollo. Las otras industrias grandes no han tenido una actividad pro desarrollo de ciencia y tecnología, quizás con excepción de Empresas Polar, que sí ha tenido siempre esa visión de apoyo, pero en general, este campo en Venezuela ha sido fundamentalmente financiado y desarrollado con dinero público, en las universidades y en las pocas instituciones que no son universitarias. Aún en los países industrializados la participación pública es muy importante, pero también lo es la privada. Aquí sólo contamos con la pública que está fuertemente influenciada por decisiones de nivel político, entonces, una decisión política de parte de un gobierno que tiene otros objetivos que considera más importantes sencillamente puede ser poner esto de lado, dejar que eso se quede ahí o que, si retrocede, no importa. A mí me parece que en este momento hay esa visión, porque sencillamente hasta ahora se ha mantenido lo que había y no se han hecho esfuerzos de ningún otro tipo. Eso no es un problema de este gobierno, todos los gobiernos anteriores han tenido más o menos la misma actitud, no han tomado la actitud resuelta de desarrollar esas actividades tan importantes que deberían estar metidas en todos los ministerios. En este período, por ejemplo, en el año 2002 y 2003, los presupuestos fueron terribles aunque subió el precio del petróleo…

¿Y a ustedes les disminuyeron?

Sí, o no aumentaron a pesar de la inflación. En el año 2004 el presupuesto de nuevo fue bueno, en el año 2001 el presupuesto fue bueno, entonces siendo el IVIC mantenido con dinero público, va con los vaivenes de los precios del petróleo y ahora más que nunca está ligado a eso. ¿Y qué puede pasar? Sencillamente puede pasar que si los precios de petróleo bajan, no se le preste importancia a ese sector y no es lo mismo el daño que le puede hacer un año de mal presupuesto a una institución como el IVIC, que a una empresa productora de bicicletas, porque los investigadores y estudiantes de postgrado pueden irse o cambiar de trabajo, la biblioteca queda con un hueco de información durante un año y retomar eso puede ser muy difícil. Eso por un lado, y por otro, la mentalidad estrecha de pensar que todo tiene que ser endógeno, nacional, puede ser una variante muy, muy seria en cuanto a orientar recursos solamente hacia ciertas cosas y echar a perder toda la actividad que había sobre ciencia en general. Eso sería lamentable, porque las cosas aplicadas se hacen con gente que conoce bien las cosas en las partes básicas y con frecuencia surgen como parte de esos conocimientos básicos. En ese sentido soy pesimista en este momento. Aunque pudiera pasar que en este sistema de gobierno fuerte alguien tenga una visión que sea positiva y tener la fuerza y el apoyo para llevarla adelante.

¿Está de acuerdos con quienes piensan que en la Venezuela actual los criterios de excelencia y profesionalismo han pasado a ser antivalores?

Está claro que han cambiado los criterios que se están usando para promover la educación universitaria al estilo Universidad Bolivariana en contra de universidades como la Simón Bolívar que sostiene que ésta no sirve porque no ingresa en ella gente de clase pobre, mientras la Bolivariana sirve aunque no tengamos suficientes profesores bien formados, ni suficientes cursos que ofrecer. Los mismos criterios de masificación que buscan que en lugar de 3.000 investigadores haya 10.000 y de repente todo el que tenga una Maestría, aunque no haya publicado nada en su vida sea investigador

Se está haciendo la oferta de graduar a miles de médicos en tan sólo tres años. ¿Acaso necesita el país tantos profesionales de la medicina?

¿Y para qué? Si tenemos en Venezuela alrededor de 50.000 médicos venezolanos para una población de 24 o 25 millones. Actualmente hay un médico para cada 400 o 500 personas. Está claro que sobran médicos. Además, el esfuerzo debería ir a otras ramas, como las ingenierías. Es bien conocida la relación positiva entre desarrollo de un país y el número de ingenieros…

Hablando desde la cultura se dice que Venezuela es un país de poetas y de músicos. ¿Dentro de las ramas de la ciencia se podría decir que Venezuela es un país de qué?

Pienso que a pesar que no hay aquí un Premio Nóbel, no se dan las circunstancias para que se produzca, Venezuela ha producido investigadores de fama internacional, de hecho, con respecto a Latinoamérica, Venezuela por muchos años estuvo más o menos en el escalón luego de Argentina, México y Brasil. Por ejemplo, Fernández Morán fue un investigador muy productivo y hay muchísimos ejemplos así en casi todas las ramas y en la que más conozco, Biomedicina, diría que hemos tenido, y tenemos, excelentes investigadores. Por ejemplo, para nombrar solamente a los fallecidos tenemos a Humberto Fernández Morán, fundador del IVNIC, precursor del IVIC; Marcel Roche, fundador del IVIC; Francisco de Venanzi, Gunnar Svaetichin, Miguel Layrisse, Tulio Arends, José Luís Ávila, Gernot Bergold, Raúl Walter, entre otros

En la parte, por ejemplo, de Ecología y Ambiente, también ha habido buenos investigadores. Puedo mencionar a Gilberto Rodríguez, que murió hace pocos meses, y a Carlos Schubert. En Antropología puedo señalar a José M Cruxent, que también murió hace pocas semanas. Prácticamente en todas las áreas del saber tenemos investigadores que son reconocidos expertos internacionales en sus áreas de trabajo y que sería complicado mencionar por temor a que se me escapen algunos

Fíjese que a veces uno no se entera de esas cosas, quizás los que estamos en otra orilla percibimos a la ciencia como aislada o se divulgan poco sus logros.

Marcel Roche hizo mucho por la divulgación científica, pero realmente después ha habido un vacío. Hay periodistas científicos, más bien informadores científicos. Sin embargo, verdaderos divulgadores científicos no tenemos. En mi opinión, debería haber una especialización, o cursos en las escuelas de comunicación social, para dotar a los científicos y profesionales que lo deseen de las herramientas comunicacionales necesarias para hacer accesible al público en general conocimientos muy especializados.

Eso sería lo ideal para poder contar con verdaderos expertos haciendo divulgación en todas las disciplinas. ¿Cuántos investigadores hay en el IVIC?

A nivel de doctorado hay alrededor de 160, y después tenemos 300 y tantos entre profesionales y técnicos, algunos con Maestría, y unos cuantos tienen incluso con Doctorado. Además, contamos con aproximadamente 400 profesionales estudiantes de postgrado. Este es el grupo que directamente labora en investigación y desarrollo.

¿Y todo el mundo está en el mismo lugar, en Pipe?

Pero es que ese lugar es una colina que tiene 840 hectáreas de terreno. ¿Tú nunca has ido allá?

Nunca, fíjese qué alejada que estoy del universo de la Ciencia.

Te invito a que lo conozcas ¡ese lugar es una verdadera maravilla!