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China e India: rivalidades estratégicas en el Índico ¿Podrían llegar a enfrentarse?

Rosa Náutica

submarinoPor Luis Esteban G. Manrique

El reciente lanzamiento de un submarino nuclear por India, uno de los pocos países del mundo con la tecnología capaz de producir ese tipo de nave, demuestra la intención del gobierno de Nueva Delhi de no perder el control de las rutas marítimas que cruzan el océano Índico desde el mar Arábigo a Extremo Oriente, una zona cada vez más en el objetivo estratégico de China.

El submarino INS Chakra, que podrá disparar misiles balísticos desde el mar, ha costado 2.900 millones de dólares y entrará en pleno servicio dentro de dos años. Su construcción se ha basado en el modelo ruso Akula-1, pero su reactor nuclear ha sido desarrollado en el Centro de Investigación Atómica Indira Ghandi de Kalpakkam.

El ministerio de Finanzas indio ha aumentado en un 25% el gasto militar en el presupuesto nacional, lo que revela el grado de importancia que concede el gobierno a la defensa nacional. Se trata de un esfuerzo económico considerable para un país que pese a un crecimiento económico per capita del 4% desde 1980, tiene aún al 40% de su población en extrema pobreza, es decir, con ingresos diarios inferiores a 1,25 dólares diarios.

La Marina india tiene 55.000 efectivos que tripulan 220 navios de guerra, incluyendo16 submarinos, ochos destructores y 14 fragatas y pronto adquirirá el portaaviones ruso Almirante Gorshkov, que tiene 30 años pero que ha sido completamente modernizado para su venta a India.

China, por su parte, tiene 255.000 oficiales navales y marineros desplegados en 650 navíos de guerra, incluyendo 62 submarinos (ocho de ellos nucleares), 28 destructores y 50 fragatas, pero ningún portaaviones, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

El despliegue naval chino en el golfo de Adén para escoltar barcos amenazados la piratería somalí, fue una clara muestra de la creciente capacidad de proyección del poder militar chino lejos de su territorio continental. El hecho de que Pekín hiciera atravesar sus barcos todo el océano Índico, el “patio trasero” de India, tuvo un inequívoco significado geopolítico, que no pasó desapercibido en Nueva Delhi.

La Marina china carece de capacidad logística para mantener líneas de suministro a misiones de ese tipo, pero su presencia en Somalia es indicativa de sus ambiciones a largo plazo. El almirante Yin Dunping, que comandó la expedición antipirata, declaró a la agencia Xinhua tras su conclusión, que China necesitaba una Armada fuerte para proteger sus intereses nacionales, lo que incluía la capacidad de “cruzar océanos para escoltar, rescatar y evacuar ciudadanos chinos, mantener la paz y una diversidad de otras tareas militares”.

También EE UU, Australia, Japón y Filipinas ya han tomado nota de esas ambiciones. La economía china triplica a la de India y sus exportaciones representan el 9% del total mundial, frente la 0,7% de las indias. En el marco de su estrategia del “collar de perlas”, China está financiando y construyendo puertos de al cabotaje a los largo y ancho del Índico y el sureste asiático, los últimos de ellos en Sri Lanka (Hambantota), Birmania (Sittwe) y Pakistán (Gwadar), lo que le permite un punto de vigilancia de rutas marítimas clave –tradicionalmente patrulladas por la Marina de EEUU- y por las que pasa el 70% del tráfico mundial de petróleo.

Cada uno de esos pasos va acompañado invariablemente de declaraciones oficiales del gobierno de Pekín en las que reitera sus fines pacíficos. Pero su sola presencia militar ya es un mensaje en sí mismo. China ya es el principal suministrador de armamento de Pakistán, Birmania, Nepal y Sri Lanka, cuyos gobiernos mantienen tensas relaciones políticas con el de Nueva Delhi y a los que China financia, compra materias primas y proporciona protección diplomática.

Según Naresh Chandra, ex embajador indio en EEUU, Pekín no ha mostrado ningún interés en desarrollar o coordinar un marco regional de seguridad: “Todo su pensamiento está basado en el poder de su ejército”. El almirante Wu Shengli, comandante en jefe de la Marina china, anunció con motivo del reciente 60 aniversario de la creación de la Armada de la República Popular, que China acelerará los esfuerzos para desarrollar una nueva generación de barcos de guerras, submarinos, aviones de combate y misiles balísticos para “hacer frente al ascenso de amenazas no convencionales”.

En 2006 el “libro blanco” de defensa chino ya anunció que su Marina china extendería su radio de acción más allá de sus líneas costeras. Según el experto en asuntos de defensa Peng Guangqian, China necesita una Marina poderosa para proteger las vías marítimas por las que circulan sus exportaciones y sus importaciones de petróleo, la mayor parte de ellas provenientes de Oriente Próximo.

El presupuesto de defensa chino crecerá este año un 17,6%, una cifra similar a la del año pasado, mientras que los ingresos del gobierno aumentaron un 22,1%. El gasto militar chino representa, según cifras oficiales, el 1,4% del PIB (unos 150.000 millones de dólares), frente al 4,6% en EEUU o el 3% de Reino Unido. Sin embargo, analistas independientes estiman que esa cifra es cercana al 4%.

Pero la resistencia al ascenso chino en Asia es importante: sólo el 10% de los japoneses, el 21% de los surcoreanos o 27% de los indonesios aprobaría que China se convirtiera la potencia líder en Asia, según una encuesta del Chicago Council on Foreign Affairs. En su último informe anual sobre el poder militar chino, el Pentágono advierte que la limitada transparencia china sobre sus gasto militar “supone riesgos a la estabilidad porque crea incertidumbre y aumenta la posibilidad de malentendidos y errores de cálculo”.