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Nuevos frenos a la especulación

Rosa Náutica

3705786348_22856faa11_oPor Luis Esteban G. Manrique

El crecimiento de la economía china en un 7,9% en el segundo trimestre, lo que anticipa que alcanzará la meta del 8% para el conjunto el año, ha revitalizado las bolsas mundiales y aumentado la cotización de las materias primas en los mercados mundiales. En 2020 los países emergentes consumirán la mayor parte de los bines primarios producidos en el mundo, desde hidrocarburos a alimentos.

Pero el peligro de la formación de una nueva burbuja en ese volátil mercado es real si no se aprenden las lecciones de la actual crisis y los gobiernos no limitan el margen de maniobra de los agentes financieros que utilizan los mercados de derivados y futuros para inflar sus precios.

Mientras la demanda de productos agrícolas, minerales y combustibles fósiles es creciente debido a la incorporación de una enorme masa de nuevos consumidores en los países emergentes, la oferta está sujeta a factores geopolíticos y naturales que provocan extraordinarias fluctuaciones en su cotización y que agravan las maniobras especulativas.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha advertido que la la próxima cumbre del g-20 en Pittsburgh debe enviar un mensaje inequívoco al respecto: “No permitiremos a Wall Street y la City de Londres que nos dicten otra vez cómo se debe hacer dinero sólo para que al final seamos los demás los que terminemos pagando la factura”, declaró hace poco en Nuremberg.

Debido a la desregulación de los mercados de futuros en los años noventa, el componente financiero especulativo cada vez mayor. Un futuro es contrato para comprar o vender un volumen determinado de una materia prima en una fecha específica. Esos contratos fueron creados en ee uu para ayudar a los agricultores a protegerse de la volatilidad de los precios de sus cosechas. A cambio de absorber ese riesgo comprando los contratos, los traders pueden apostar sobre las fluctuaciones de sus cotizaciones. De ese modo, siempre hay alguien dispuesto a comprar una cosecha aunque en el mercado no haya demanda para esa producción.

Hoy los futuros se utilizan para comercializar una amplia variedad de materias primas, pero también bonos y divisas. Pero tras los abusos especulativos que agravaron la Gran Depresión, el Congreso de EEUU reconoció que en el mercado no deberían haber más especuladores que productores y consumidores reales.

Para que la ley de la oferta y la demanda no se viera adulterada, autorizó a la Commodity Futures Trading Commission (CFTC) limitar las transacciones especulativas en el mercado. Todo ello cambió en 1991, cuando J. Aron, una filial de Goldman Sachs, convenció a la CFTC que los agentes financieros tenían el mismo derecho que otros a protegerse de riesgos.

La CFTC le concedió una excepción bona fide que le permitió evadir todas las limitaciones legales a la especulación y en los años subsiguientes extendió ese privilegio a otros agentes financieros. Como resultado, en 2008 el 75% de la actividad en los mercados de materias primas en EEUU era de carácter especulativo, lo que contribuyó a llevar a los 140 dólares el precio del barril de crudo y a generar una crisis alimentaria al disparar los precios de los cereales, provocando disturbios en países donde gran parte de la renta de las familias va a pagar la comida.

En el verano de 2008, un puñado de especuladores, según la CFTC, habían comprado futuros de petróleo en EEUU equivalentes a 1.100 millones de barriles de crudo, es decir más del que había almacenado físicamente en todo el país. Entre 2003-08 el volumen de dinero especulativo en materias primas pasó de los 13.000 a los 317.000 millones de dólares, un aumento del 2.300%.

Ante la actual política de expansión monetaria de la Reserva Federal, que generará presiones inflacionarias si no se seca esa liquidez a tiempo una vez que la economía mundial comience a recuperarse, hedge funds como el Quantum de George Soros están recomendando a sus clientes apostar por los productos agrícolas, que por ser un activo físico son un refugio natural contra la inflación.

Debido al un desequilibrio entre una demanda creciente, el crecimiento de la población mundial, el aumento de dietas ricas en proteínas animales en los países en vías de desarrollo, leche y carne principalmente, una oferta insuficiente, estancamiento de la productividad agrícola y reducción de la superficie agraria disponible, el riesgo de que se reproduzca la crisis de 2008 es grande, a pesar de que por el momento no existe un problema de oferta ni de demanda significativo ni de petróleo ni de alimentos.

En una carta publicada recientemente en diarios internacionales, el primer ministro británico, Gordon Brown, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, defienden una mayor regulación de los mercados de futuros para reducir la “especulación destructiva” introduciendo una mayor transparencia con el fin de reducir su volatilidad y opacidad.

Mucho dependerá de lo que esté dispuesta a hacer la administración de Barack Obama. A pesar de la oposición de los bancos y firmas de Wall Street, que manejan grandes fondos de inversiones centrados en materias primas, Gary Gensler, presidente de la CFTC y estrecho colaborador del presidente, ha anunciado que impondrá límites federales a la comercialización de futuros energéticos por inversores puramente financieros, como los que ya existen para el trigo y el maíz. La comisión ya ha adoptado además requisitos informativos más estrictos para identificar a los hedge funds, bancos y traders que intercambian contratos fuera de mercados regulados como la bolsa de Nueva York.

Foto: edjane obama