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Diario: Miguel Ron Pedrique

Caracas, miércoles 22 de abril de 2009

En la universidad toda la mañana, trabajando en la programación del semestre venidero. Había pensado, para mí, en un curso de literatura comparada sobre a relación de la lírica del Siglo de Oro y la que se escribía para esos momentos, o antes, en Inglaterra. Hace años traté el asunto en mi libro sobre la poesía barroca. Allí incluí dos breves ensayos sobre las afinidades del trabajo de John Donne y los de Quevedo y Góngora. Con ambos se relaciona el inglés aunque fue un poco anterior a los hispanos. Con Quevedo por el culto a la muerte y las implicaciones metafísica de lo que escribió en versos. Con Góngora, por el alambicado tratamiento de estos asunto y su fracturada sintaxis. No obstante, las exigencias del programa me han llevado a considerar un curso sobre romanticismo europeo con especial consideración a su desarrollo en Inglaterra. El programa sería algo así:

ROMANTICISMO EUROPEO

1.- Consideraciones sobre la sociedad y literatura europeas a finales del XVIII. El desgaste del absolutismo y la decadencia de la aristocracia. Orígenes del espíritu burgués (Groeytheusen) y la necesidad de una revolución burguesa. La Ilustración y el neoclasicismo. Voltaire en Francia y Dryden y Samuel Johnson en Inglaterra. Agotamiento de un modelo y su sustitución por otro. Fin del “Ancient Regime” y de todo lo que sostuvo en economía y arte.

2.- Venganza y triunfo de Jean-Jacques Rousseau, gran profeta de la sensibilidad burguesa. La primera revolución de la burguesía: París 1789. Una nueva sensibilidad y una nueva literatura que la exprese. La hegemonía del yo y el desplazamiento de la sociedad en poesía. Redescubrimiento de la verdadera naturaleza, las voces preteridas de folklore. El buen salvaje y la sociedad mala. La soledad es mejor que la ignara compañía. La negación de la polis y la huida hacia el campo. La “confesión” como género literario. Los paseos y ensoñaciones de un caminante solitario.

3.- El romanticismo en Alemania. La noche, la oscuridad, la enfermedad y la muerte se ponen de moda. La muerte es romántica: Sophie von Kuhn, la musa de Novalis y modelo de todas las demás musas del romanticismo. El suicidio como una de las bellas artes: Werther. La música de Schubert, su viaje de invierno. La sentimentalidad como criterio, mientras más sentimental, mejor la obra de arte. La falacia Empática y el asalto a la razón.

4.- De los bosques de Alemania a los lagos de Inglaterra. Redescubrimiento del verdadero genio de Shakespeare. La adaptación de Coleridge de las ideas sobre el Bardo de los hermanos Schlegel y Herder. Shakespeare como el primero y más grande de los románticos que en el mundo han sido.

5.-La poesía de Samuel Taylor Coleridge. El opio como “voie royale” de la inspiración. “Kublai Kahn” como muestra. La melancolía como atributo del poeta: “Ode on Dejection” la “Balada del viejo marinero”. Alucinación, imaginación, desesperación. Coleridge se esconde detrás de la figura de Hamlet para justificar su hundimiento. Aparición del “hero demens”, el poeta maldito.

6.- William Wordsworth y la hipertrofia del yo. Sus teorías sobre la sintaxis poética: directa, coloquial, como la que suele usar el hombre con su vecino. Influencia de sus teorías en el siglo XX. El poema más largo del período: Preludio o de “Cómo yo, William Wordsworth, le canté al pana William Wordsworth a los largo de más de 100 páginas”.

Luego vendrían, Byron, Kyats y Shelley.

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8.05pm

Una llamada de la querida Malena Sánchez Peláez, me entera de la muerte, hoy en la mañana de Miguel Ron Pedrique. Fue mi gran amigo durante muchos años y padrino de mi hija Constanza. No pocos de los mejores momentos de mi vida los pasé a su lado . Trabajamos juntos en lo que ahora es Ministerio de la Cultura y compartimos infinidad de lecturas y no menos frascos de licor. Fue el primero que escribió en serio sobre mi poesía y la siguió leyendo con atención crítica. Era uno de esos hombres que le rinde culto a la amistad y la celebraba como el más precioso de los dones. Conocerlo y amarlo fue un privilegio. Recordarlo será un placer y un honor. God be with you, Miguel, if you like the company.